¡Buenas noches queridos lectores! Hoy, a las tantas de la madrugada, os traigo un relato que he escrito hará cosa de unas escasas horas el cual lo adjuntaré con una banda sonora abajo (como ya he hecho en más de una ocasión) pero por el hecho de que me ha inspirado este relato. Aunque, esta vez, a diferencia de las otras, la banda sonora tiene diversas partes, como el relato, y cada una está ligada con una parte del relato (que, leído a velocidad más o menos normal, debería encajar en el tiempo). Pero bueno, aquí os dejo el relato y abajo el vídeo.
Sus
rodillas se hundieron en el suelo, junto a la hoja de su espada. Sus manos se
posaron sobre su regazo, mientras agachaba la cabeza. El silencio inundaba el
lugar y sólo se podía percibir la brisa ululando por el interior de su dañado casco.
La
sangre corría por el descampado, formando nuevos ríos y charcos, manchando de
rojo el verde prado. Tintando de granate los estandartes clavados. Fluyendo de
los cuerpos del suelo, la mayoría sin poder volver a ser reconocidos nunca más.
Alzó la
cabeza al cielo y miró con sus pequeños ojos las nubes, buscando una respuesta
mientras se enfrascaba en sus recuerdos, rememorando como había ocurrido todo,
recordando el crepitar del fuego en la chimenea incitándole a ir a la guerra, a
hacerse un nombre batallando.
Golpes
de escudos, los unos con los otros y contra los pechos de sus portadores.
Jinetes en altivas monturas centelleando bajo la luz del día, como estrellas en
mitad del firmamento, por sus armaduras pulidas. Guerreros, soldados todos
ellos, de mismas condiciones e igualdades. Héroes para sus seres queridos,
monstruos para sus enemigos.
Miró la
explanada que se extendía frente a él y observó los otros combatientes. Luego
suspiró, dejando que el viento acariciara su rostro y cabellera antes de
colocarse el yelmo, justo al sonar a lo lejos el gran cuerno. Indicando el
comienzo del gran acontecimiento.
Cerró
los ojos, relajando todo su cuerpo, y revivió otro momento, uno de más cercano.
El último vivido.
Recordó
el acero brillar bajo los soles. Las chispas saliendo con su choque y los
gritos eufóricos de los batallantes, disfrutando ser portadores de la muerte.
Rememoró las lecciones aprendidas de joven llevadas a la práctica, manejando el
hierro en lugar de la madera. Y la euforia, la alegría, el bienestar tras
insertar la hoja de su arma en el pecho de quien momentos antes le intentaba
matar.
Un
encuentro de espadas, un resplandor momentáneo entre ellas, en el cielo, y un
cuerpo cayendo al suelo. Un vencedor avanzando a por otro vencedor, luchando
sin descanso hasta convertir a uno de ellos en perdedor. Muriendo y matando honradamente
en un combate hasta el final.
Sin
importar nada más que la gloria y el honor por ser el campeón de campeones.
Las
nubes amenazaron en el cielo para dar paso a la lluvia. Las gotas repiquetearon
en su magullada armadura, oscurecieron el color de su capa y empaparon su piel,
limpiándola de toda mancha y suciedad.
Regaron
la hierba y lavaron la tierra de todo mal producido. Y finalmente respondió al
invicto, dándole un claro mensaje, pues pese a ser el mejor de todos ya no
quedaba nadie para alabarle, más allá del cielo y los Dioses, que fueron meros
espectadores.
Bueno, ¿qué os ha parecido? Espero que haya sido de vuestro agrado y se haya podido compaginar bien la música con el relato, pese a que quizá alguna parte de la narración es demasiado breve para esa "sección" dentro del soundtrack, pero creo que si se escucha antes la música y luego se lee con ésta se sabrá compaginar bien. Además, ya sabéis que aquí abajo podéis valorar, comentar, compartir y demás sin ningún problema.
¡Un saludo y hasta la próxima!