lunes, 26 de agosto de 2013

Victoria

¡Buenas noches queridos lectores! Hoy, a las tantas de la madrugada, os traigo un relato que he escrito hará cosa de unas escasas horas el cual lo adjuntaré con una banda sonora abajo (como ya he hecho en más de una ocasión) pero por el hecho de que me ha inspirado este relato. Aunque, esta vez, a diferencia de las otras, la banda sonora tiene diversas partes, como el relato, y cada una está ligada con una parte del relato (que, leído a velocidad más o menos normal, debería encajar en el tiempo). Pero bueno, aquí os dejo el relato y abajo el vídeo.


Sus rodillas se hundieron en el suelo, junto a la hoja de su espada. Sus manos se posaron sobre su regazo, mientras agachaba la cabeza. El silencio inundaba el lugar y sólo se podía percibir la brisa ululando por el interior de su dañado casco.
La sangre corría por el descampado, formando nuevos ríos y charcos, manchando de rojo el verde prado. Tintando de granate los estandartes clavados. Fluyendo de los cuerpos del suelo, la mayoría sin poder volver a ser reconocidos nunca más.
Alzó la cabeza al cielo y miró con sus pequeños ojos las nubes, buscando una respuesta mientras se enfrascaba en sus recuerdos, rememorando como había ocurrido todo, recordando el crepitar del fuego en la chimenea incitándole a ir a la guerra, a hacerse un nombre batallando.

Golpes de escudos, los unos con los otros y contra los pechos de sus portadores. Jinetes en altivas monturas centelleando bajo la luz del día, como estrellas en mitad del firmamento, por sus armaduras pulidas. Guerreros, soldados todos ellos, de mismas condiciones e igualdades. Héroes para sus seres queridos, monstruos para sus enemigos.
Miró la explanada que se extendía frente a él y observó los otros combatientes. Luego suspiró, dejando que el viento acariciara su rostro y cabellera antes de colocarse el yelmo, justo al sonar a lo lejos el gran cuerno. Indicando el comienzo del gran acontecimiento.

Cerró los ojos, relajando todo su cuerpo, y revivió otro momento, uno de más cercano. El último vivido.

Recordó el acero brillar bajo los soles. Las chispas saliendo con su choque y los gritos eufóricos de los batallantes, disfrutando ser portadores de la muerte. Rememoró las lecciones aprendidas de joven llevadas a la práctica, manejando el hierro en lugar de la madera. Y la euforia, la alegría, el bienestar tras insertar la hoja de su arma en el pecho de quien momentos antes le intentaba matar.
Un encuentro de espadas, un resplandor momentáneo entre ellas, en el cielo, y un cuerpo cayendo al suelo. Un vencedor avanzando a por otro vencedor, luchando sin descanso hasta convertir a uno de ellos en perdedor. Muriendo y matando honradamente en un combate hasta el final.
Sin importar nada más que la gloria y el honor por ser el campeón de campeones.

Las nubes amenazaron en el cielo para dar paso a la lluvia. Las gotas repiquetearon en su magullada armadura, oscurecieron el color de su capa y empaparon su piel, limpiándola de toda mancha y suciedad.
Regaron la hierba y lavaron la tierra de todo mal producido. Y finalmente respondió al invicto, dándole un claro mensaje, pues pese a ser el mejor de todos ya no quedaba nadie para alabarle, más allá del cielo y los Dioses, que fueron meros espectadores.




Bueno, ¿qué os ha parecido? Espero que haya sido de vuestro agrado y se haya podido compaginar bien la música con el relato, pese a que quizá alguna parte de la narración es demasiado breve para esa "sección" dentro del soundtrack, pero creo que si se escucha antes la música y luego se lee con ésta se sabrá compaginar bien. Además, ya sabéis que aquí abajo podéis valorar, comentar, compartir y demás sin ningún problema.


   ¡Un saludo y hasta la próxima!

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