¡Buenos días queridos lectores! El verano empieza a acabar, pero eso no es motivo por dejar el blog de lado sin ninguna fuerza mayor de por medio, así que aquí os dejo otro relato que escribí hace tiempo, el cual espero que disfrutéis con su lectura.
Oh,
blanquecina y suave mano, que repasa el contorno mi rostro con sus finos dedos,
guiándome a alzarlo, a mirar hacia arriba, con la punta de sus huesudas falanges.
Oh,
finas y frías caricias que recorren mi cuerpo, erizando mi vello, poniendo mi
piel de gallina por dicho tacto, por tal sensación que envuelve mi cuerpo. Una
sensación que emana desde lo más profundo de mi ser. Reconfortante pero a la
vez solitaria.
Oh,
dueña de dichos mimos, ¿por qué me incita a elevar mi semblante si no quiere que vea todavía el suyo? ¿Por qué repasa mis mejillas con sus afiladas puntas,
como si de lágrimas cayendo por éstas se trataran?
Pero no,
no pare. Continúe, por favor, continúe.
Necesito
que siga con sus dulces carantoñas y cánticos que endulzan mis oídos en un
susurro apenas perceptible. Necesito que me hable, en murmullos, calmándome a
pesar de las palabras inquietantes que sus labios descarnados sueltan.
Oh, prosiga
con su labor, dulce dama que me trata como su hijo, como su amante, a pesar de
ser casi desconocidos. Quédese aquí, conmigo.
Porque,
a pesar de que todo esté oscuro, como si mis ojos estuvieran cerrados, soy
capaz de ver su preciada mano con total claridad.
Pero
hace mucho frío, amada señora. ¿Por qué hace tanto frío? Parece que todo mi
alrededor estuviera gélido. Como si todo el calor, que parecía provenir de mi
cuerpo, hubiera desaparecido.
Oh, la
necesito, la necesito tanto. Necesito que esté aquí, a mi lado.
Y se lo
suplico, déjeme ver su pálida faz, déjeme besarla. Por favor.
Pero no,
acompáñeme al menos hasta el final. No, no se vaya.
Oh, no, por
favor no. No aparte su oscuro velo de mi cuerpo, pues éste me abriga y
reconforta del frío. A pesar de la sentencia que conlleva.
¿Y bien? ¿Os ha gustado y/o habéis podido entender sin problemas el significado del relato? Espero que sí. Además, ya sabéis que podéis comentar, valorar, compartir y demás aquí abajo sin ninguna clase de problema.
¡Un saludo y hasta la próxima!
Es genial...¿habla de la muerte? En serio, me ha encantado. Además la anáfora del "Oh,..." mantiene el el ritmo y deja con ganas de más.
ResponderEliminarMe alegra el saber que te haya gustado y esa es precisamente la función del "Oh,...", es bueno ver como algún que otro lector recae en ese detalle. Y sí, efectivamente habla de la muerte, una muerte cariñosa para a los ojos de quien muere, pero que no deja de ser fría y letal.
EliminarMe encanta como escribes, es una historia agridulce ya que creo que hablas de alguien que se muere, pero lo pones de una forma muy bonita, muy bien expresado todo. Te ánimo a que sigas.
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