¡Buenas noches, queridos lectores! Hoy os traigo un relato dedicado a lo que indica el propio título de la narración y, conociendo que hay un considerable número de músicos que leen mis relatos, espero que el escrito sea de su agrado. Así que no me demoraré más y ya os lo dejo aquí.
Suave
caricia en la cabeza, filtrada a través de los oídos, que empapa tu cerebro de
pequeñas gotas que van recorriéndolo por cada uno de sus rincones. Despacio,
impregnando su sabor incluso en los más recónditos recovecos.
Susurros
en un viento que resuena ululando en cuanto cierras los párpados. Una brisa interna
que se filtra por todo tu ser, erizándote poco a poco el vello, provocándote
sensaciones que sin su empuje jamás creerías sentir.
Experimentando
un efecto totalmente nuevo y único según se acompañan y perfilan las notas, una
tras de otra.
Escuchas,
dejando la mente en blanco, dejando de cavilar. Solamente oyes, percibes y
dejas que tu mente se filtre a través de cada sonido, entremezclándose con
todos ellos. Sintiéndolos suyos mientras ellos, a la inversa, la cautivan
haciéndola soñar cosas completamente extraordinarias y fantásticas. Cosas que
en un principio parecían inimaginables.
Un
pequeño oleaje se acumula en tu interior y, el cuerpo, incauto e inconsciente,
lo estimula oscilándose de una manera casi imperceptible.
El ritmo
aumenta, se intensifica, y la negrura de tu cabeza cobra más tonalidades y
colores. Más formas y movimientos. Hasta crear un paraje completo alrededor de
ti, pues también te dibujas en él.
Avanzas,
sintiendo una extraña e inexplicable emoción hacia todo. Recorres cada camino
trazado y sin explorar. E investigas más allá de lo que nunca irías si no fuera
por esa melodía que suena de fondo en mitad de esa aventura.
Hasta que
cesa. Y todo desaparece con ella.
Abres
los ojos y encuentras una terrible exaltación dentro de ti por lo vivido,
aunque al mismo tiempo también descubres la desilusión por el hecho de haberlo
perdido. Y observas al músico con su instrumento, quien ha precisado cada uno
de los detalles que has recorrido, a pesar de que aparenta no ser consciente de ello.
Sonríes
levemente y te parece que asiente unos momentos antes de que empiece a tocar la
pieza nuevamente mientras tú, sintiendo una extraña emoción crecer, cierras de
nuevo los ojos para sumergirte otra vez en el mundo que tu mente te ofrece.
Pese a saber que no será lo mismo que has vivido anteriormente.
Pero la
novedad y lo desconocido te atrae de manera significante.
Haciendo
que, aún así, te resulte totalmente excitante.
Bueno, ¿qué os ha parecido? ¿Os ha gustado o, incluso, se ha dado el caso de que alguien experimente la música de una manera similar a la detallada en la historia? Ya sabéis que podéis comentar, valorar, opinar, compartir y demás aquí abajo sin ningún tipo de problemas y toda opinión siempre será bienvenida, además de que si hay alguna duda, se intentará aclarar.
¡Un saludo y hasta la próxima!
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