¡Buenos días, queridos lectores! Como bien dije hoy os traigo una pequeña sorpresa, ya que no es un relato cualquiera, no señor. Esta vez se trata del relato con el que he ganado mi primer concurso literario así que espero que disfrutéis de la lectura tanto como yo.
La miré. Sus ojos seguían resplandecientes. Como siempre.
Acaricié su suave mejilla, pero no se movió. Aparté el
pelo de su rostro, colocándolo tras su diminuta oreja, y me pareció ver como
una pequeña sonrisa se formaba en la comisura de sus labios. Pero sólo fue una
ilusión.
Dijeron que no había ninguna otra solución. Que era lo
mejor para la seguridad de todos. Dijeron que si se llevaba a cabo, todos los
problemas desaparecerían. Que todo volvería a la normalidad y la felicidad
volvería a estar en nuestros corazones.
¿Pero a qué precio? ¿Qué precio debíamos pagar hasta que
eso llegara, hasta que las promesas y esperanzas se cumplieran?
Nos dijeron que era lo mejor. Y les creímos.
Desgraciadamente les creímos.
Creímos que la guerra lo solucionaría todo.
Quizá no fue sólo su culpa, quizá también fue la mía, la
nuestra, por ayudarles. Por no estar solamente con ellos, sino colaborar
también en el proyecto, batallando a su favor. Pero no éramos realmente
conscientes de lo que ocurriría.
Sabíamos a lo que nos enfrentábamos, pero no a las
consecuencias que eso desencadenaría.
Y aquí estoy, en el enfangado suelo, sosteniendo entre
mis débiles brazos lo único que he llegado a amar realmente. Lo único que le
daba sentido a estar también a favor de esa decisión.
Porque creí que también la protegería. Pero solamente
conseguí exponerla.
Exponerla a un peligro inminente, constante y… mortal.
¿Qué os ha parecido? Bueno, ya sabéis que podéis opinar aquí abajo, compartirlo, etcétera, etcétera. Así que no creo que haga falta dar más vueltas. Y deseo firmemente que os haya gustado el relato.
¡Un saludo y hasta la próxima!