lunes, 29 de abril de 2013

Agradecimientos

¡Buenas tardes queridos lectores!
Hoy os traigo otro relato dedicado, más concretamente a @MeriiHappyGirl, mi seguidora nº 70 en Twitter. Sí, sé que ahora tengo 69, pero ayer tenía 75 (claro, que hay muchos que no comprenden que yo no soy de hacer follorback sin motivo aparente a pesar de decirlo una y otra vez), pero bueno, eso no quita que ella no haya alcanzado tal número. Así que bueno, en esta ocasión dejé elegir "lugar, situación y época" y ella decidió "Londres, situación la que quisiera y actualidad". Como no tenía situación concreta (que vendría a ser la más importante para hacer el relato), revisé un poco su cuenta de Twitter y al final creí que éste tipo de relato le gustaría, así que lo hice, se lo mandé y, como le gustó, aquí lo podréis encontrar.
Espero que a vosotros también os guste (a pesar de que, como podréis ver, no sea del todo de mi estilo) y disfrutéis con la lectura.


Tenía prisa. Llegaba tarde a su cita. Y no era la primera vez. “No puedo volver a cagarla”, se repetía una y otra vez dentro de su cabeza mientras aceleraba su paso, esquivando a todos los que se encontraba por el camino (y, si era necesario, apartándolos).
Miró el reloj de su muñeca izquierda y caminó más deprisa. Sólo le quedaban dos calles y ya llegaría a la editorial, en la que un amigo le había dicho que lograría colarla si, esta vez, llegaba puntual. Pero sabía de más que no lo haría.
Sin esperárselo, se golpeó contra alguien y cayó al suelo. Junto a todos los papeles, algunos de los cuales llegaron a mojarse. “Ahora es cuando es el típico guaperas del que me enamoro y me monto toda una historia, lo típico” se dijo a ella misma. Pero no, no era “lo típico”, sino que el hombre la miró y fue a seguir con su camino.

-¡Eh! –grité-. ¿Es que no piensa ayudarme después de tirarme así?
-Ah… -ahora pareció haberme visto bien-. Discúlpeme… –dijo con un tono inseguro, como si se arrepintiera de verdad.
-Tsk –bufé.
El tipo me dio la mano, para ayudarme a levantarme y luego recogió los papeles, diciéndome que tenía prisa, ya que llegaba tarde a un sitio, y se despidió.
Casualmente yo iba en la misma dirección que él. Es más, entré en el mismo edificio y me dirigí a recepción mientras él cogía el ascensor.
Ahí, una jovencita me indicó la planta y subí con el ascensor.
Fui a la sala de espera y, allí, estaba el desconocido. Al verme agachó la cabeza, como todavía dolido por el infortunio de la calle, y yo me senté. Al poco un hombre salió del despacho e indico al joven de la bandolera que entrara.
No se demoró demasiado en salir y el mismo hombre que antes llamó al chico me dijo que entrara.
Era un despacho amplio, elegante. Él se sentó en el sillón y me invitó a sentarme en una de las sillas de delante el escritorio.
-El puesto es suyo.
-¿Así, sin más?
-Sí.
-¿Y eso? –pregunté, intrigada.
-¿Vio al mozuelo que salió antes? –esperó un momento y continuó cuando afirmé con la cabeza-. Pues verá, sin motivo aparente, renunció a la posibilidad de publicar sus escritos que, francamente, no estaban nada mal. Pero que se le hará.
-¿Entonces se quedarán con lo mío?
-Tenemos que tener algo para antes de acabar la semana, así que sí.

Todo parecía perfecto, aunque, al llegar a casa (cuando sonaban las últimas campanadas de la Torre del Reloj del Palacio de Westminster, marcando las doce), caí en que quizá el tipo había renunciado a su oportunidad por nuestro incidente en la calle.
Pobre”, pensé y, antes de mandar el documento por correo electrónico al editor, modifiqué los agradecimientos. Añadiendo “Y al tipo con la chaqueta beige que me choqué con él en la calle. Quizá, sin su aportación, esta novela nunca habría sido publicada”.


Bueno, ¿qué os ha parecido? Sé que esta vez no puse cursiva en el relato, y seguramente a partir de ahora no lo haga, pues la cursiva a veces es importante y, si todo está escrito de esa manera, entonces no resaltaría. Pero bueno, ya sabéis de más que aquí abajo podéis opinar entre muchas otras cosas y, para el seguidor nº 80, le esperará decidir otros aspectos para un relato (cosa que ya especificaría cuando quedase poco para llegar).


   ¡Un saludo y hasta la próxima!

viernes, 26 de abril de 2013

Al menos lo intenté

Buenas noches queridos lectores,
Sé que es algo tarde y pido disculpas por ello. Además de no haber subido un relato hasta ahora, ni siquiera que vaya a subir el inicio de los 4 finales que repartí por Granollers y Sant Celoni el día de San Jordi (como he hecho otras veces en Barcelona: repartir relatos del blog + 4 finales de un inicio que colgaré únicamente en el blog y, los finales, quizá cada 2-3 semanas después de subir el inicio).
Y añadiendo un poco más de cosa a la introducción, quizá haga un libro con relatos del blog + algún que otro no subido aquí (quizá allí añada los 4 finales) que sería de descarga gratuita y la edición papel a precio de coste. Aunque ya daré más detalles cuando lo lleve a cabo. Ahora os dejo con el relato, el cual no es 100% original mío, sino de algo que escribió una amistad mía hace tiempo con algunos retoques míos. Además, será algo "tristón", aunque espero que os guste.


“Haces algo.
Lo haces mal.
Lo haces de otra manera.
Lo haces mal.
Lo vuelves a intentar, poniendo ahínco.
Lo haces mal.

Entonces piensas, ¿para qué hago nada, si nadie (ella) ve mi esfuerzo y lo identifica con la nada?

¿Acaso luchar, intentarlo, es inútil?

A veces tenemos que pensar que es la otra persona la que está ciega, pero es tan difícil que nunca lo hacemos. Y nos hacemos daño, pensamos que somos insignificantes, inútiles, tontos, estúpidos, cortos de mente,…
pero hay que valorarnos, al menos un poquito.
Por mucho que cueste.
Y pensar es ese sintagma es tan triste
Al menos lo intenté.

Y, escritas dichas palabras en una nota que dejé en la mesilla de nuestra habitación, me atreví a dar el paso. El paso que me precipitó al vacío desde aquella ventana.


¿Qué os ha parecido? ¿Quizá algo más triste de los relatos que ya lo son de por si? Es posible, no lo dudo. Aún así, ya sabéis de más que podéis comentar, opinas, valorar, etcétera, etcétera, aquí abajo y, si tengo tiempo este fin de semana, prometo intentar subir el inicio que dije de subir cuando repartí los relatos.


   ¡Un saludo y hasta la próxima!

domingo, 21 de abril de 2013

Un bar cualquiera (2ª Parte) - Intereses

¡Buenas tardes queridos lectores!
Como bien toca hoy, subo un nuevo capítulo de un bar cualquiera, continuando lo del último con la segunda parte (que espero que os gustase, aunque ya veréis que todo cobra sentido a pesar del cambio radical). Y bueno, hoy no tengo demasiado que contar francamente, por lo que os dejaré directamente con el capítulo diciéndoos que disfrutéis de la lectura.


¿Qué es el bien? ¿Qué es el mal? Es algo que me he preguntado un montón de veces, pero hasta hace bien poco no he podido sacar una conclusión tan clara. No es nada calificable, pues ambos se mueven por lo mismo: el interés de las personas para lograr algo.
Lo sé, sé que algunos diréis que las cosas buenas son para un fin común y las malas para uno egoísta, pero, ¿alguna vez has parado a pensar si el asesino cree que lo que hace está mal? ¿Alguna vez ha parado a pensar el policía que el ladrón que ha detenido robaba para alimentar a su pobre familia? Entonces, ¿qué está bien? ¿Privar a alguien de su vida? ¿Por qué? ¿Y si haciéndolo se evitan otras muertes? ¿Privar a alguien de obtener comida aunque sea robada? ¿Por qué? ¿Y si es para alimentar a sus hijos que hace casi una semana que no comen apenas nada?
Éste, entre otros, es uno de los motivos que me condujo a actuar como actúo hoy día. No diré que lo que hago está bien, pero tampoco diré que está mal. Simplemente, afirmaré, que me muevo por mi interés y el de mis iguales.
Aún así, en caso de que el interés de otra persona colisione con el mío, siempre existe la negociación, un punto medio donde esté el interés de ambas personas. Como hacen los mercenarios: alguien necesita quitarse a una persona de en medio, pero él no puede hacerlo. Alguien disfruta eliminando gente, pero si lo hiciera sin más sería considerado un asesino. Ambas personas se encuentran, uno le cuenta el problema al segundo. El segundo le cuenta el problema al primero. Llegan a un acuerdo, es decir, negocian y, así, ambos logran satisfacer sus intereses.
Pero, ¿por ello el mercenario es malo? Simplemente hacía su trabajo. ¿Entonces el otro individuo es el malo? Tampoco, simplemente seguía sus intereses que a lo mejor a la larga eran beneficiosos no únicamente para él.
Es por esto, que en el fondo, quiera uno verlo o no, nada nunca será totalmente malo o totalmente bueno, pues dichos conceptos nunca han existido plenamente.
Y, es por ello, que sencillamente actúo por interés. Sea “bueno” o “malo”.


Marcus abrió la puerta de un puntapié. El edificio estaba abandonado desde ya hacía más de un año, por lo que decidimos ocuparlo tras adaptarlo a nuestros gustos acomodándolo como si fuera nuestro hogar, pero no iba a ser nuestro hogar. No. Iba a ser nuestra Madriguera, por lo que lo dejamos tal cual casi todas las habitaciones, a excepción del sótano, el cual agrandamos y fuimos mejorando, añadiendo muebles y demás, pero no de manera elegante, ¿qué clase de Madriguera iba a ser, sino? Lo amueblamos como tal: muebles viejos pero útiles y con escondrijos donde guardar parte de nuestro pequeño arsenal personal además del dinero. Sí, en el fondo era casi un escondite cualquiera de unos ladrones de poca monta, pero porqué lo habíamos elegido así, pero a nivel tecnológico no se quedaba corto, ya que no había rincón alguno del lugar que no estuviera constantemente controlado por las cámaras de seguridad. Pero la Madriguera era lo de menos, ya que la mayoría de tiempo lo pasábamos en la calle o en el bar. Las visitas a ésta eran contadas, solo para ocasiones especiales.
-¿Cuántos llevas ya, Storm?
-Insuficientes.
-Pero Matt, esta semana habrás liquidado como a veinte tipos de esos. Creo que te estás volviendo paranoico.
-Vuelve a repetir eso –cogí a Andrew por el cuello de su camiseta-, y te juro que no me hago responsable de mis actos.
-Eh, eh, eh –Marcus se interpuso, cogiéndome suavemente del hombro-. Suelta a mí hermano, Storm. Solamente se ha preocupado por ti.
Bufé y lo solté. En el fondo eran las únicas personas en las que podía confiar y no podía perderlos, eran bastante valiosos como compañeros. Pero no entendían que yo corría un peligro constante del cual ellos estaban excluidos. Por eso debía seguir con lo que tenía entre manos. Porque si no los cazaba yo, ellos me cazarían a mí.

Bajamos al sótano, guardamos el dinero en su correspondiente lugar y cogimos algo de munición, luego volvimos a subir y nos separamos, como solíamos hacer ya que, para la propia seguridad y que no nos pillaran nada, era mejor pasar la mayoría de tiempo separados. Si teníamos que hacer algo juntos, ya me encargaba de que fueran al sitio indicado a la hora indicada. Por algo soy capaz de manipular y controlar el tiempo.
Pero lo de separarnos no me interesaba solamente por no ser descubiertos, claro que no. Sino que también me interesaba por el hecho de que podía sacarle más partido a mis habilidades sin tener que estar pendiente de ellos. Además de investigar por mí cuenta sobre cierto asunto que llevaba acosándome muchísimo tiempo.

Miré los papeles que el hombre había dejado encima de la mesa de la cafetería y luego le miré a los ojos.
-¿Cuánto va a ser esta vez? –pregunté, directo.
-Pensé en diez de los grandes –se apoyó en el respaldo del asiento-. Ya sabes que me juego mucho con esto.
-Sí, lo sé.
-¿Entonces te parece bien?
-Por ahora, además… nunca me has fallado hasta el momento y tu información ha sido fiable.
-Bien. Pues acompáñame.
Ambos nos levantamos, dejando un par de billetes por los cafés, y le seguí a la parte trasera del edificio, donde estaban los coches aparcados.
Me guió hasta un pequeño coche y abrió el maletero.
Dentro había un individuo, atado y amordazado. Pero no estuvo consciente por mucho tiempo, pues perdió la consciencia nada más recibir un golpe con la culata de mi revólver.


Bueno, ¿qué os ha parecido? Quizá este Matt Storm tiene demasiadas cosas ocultas en su vida pasada y actual, es posible. Pero dichas cosas se irán descubriendo poco a poco a lo largo de la historia y, cuando se desvelen, descubriréis que todo tiene un porqué. Pero mejor no digo nada más, ya que sino me arriesgo a "chafar" las continuaciones e incluso parte del final. Por lo que me despediré ya recordando que ya sabéis de más que podéis comentar, opinar, valorar y lo que creáis conveniente sin problema alguno.


   ¡Un saludo y hasta la próxima!

lunes, 15 de abril de 2013

Miedo

¡Buenas tardes-noches, queridos lectores!
Hoy es traigo un microrrelato escrito hace algo de tiempo el cual dejé a una compañera de clase que no sabía en que basar una redacción, pero bueno, eso son otros temas. También he de decir que, para los que venís del Salón del Cómic de Barcelona hasta aquí, el inicio de los cuatro finales lo colgaré en un par de semanas (lo bueno se hace esperar, suelen decir) y para los que no pudisteis asistir, he de decir que en éste repartí algunos panfletos con relatos míos (como he hecho otras veces), aunque en esta ocasión he contado con ayuda extra de unos conocidos/amigos. Y siento decir que estos relatos solo los repartiré en mano, pero que como suelo viajar por algunas ciudades de España que no os sorprenda encontrarlo por Valencia, Sevilla, Madrid, etcétera, etcétera. Aunque al final subiría los relatos al blog, pero sería en ocasiones especiales... sino perdería toda la gracia.
Pero bueno, no me andaré más por las ramas y aquí os dejo el microrrelato, diciendo que la próxima vez, aunque sea una entrada sin relato, avisaré también por el blog dónde y cuándo volveré a repartir relatos (entre los cuales, como he dicho, algunos no estarán en el blog) y, dicho ésto, aquí tenéis la narración

   Tenía miedo. Mi madre parecía firme pero a la vez derrotada. Los dos, nos encontrábamos en una pequeña habitación que no había visto antes. Me dijo que íbamos a jugar a algo parecido al escondite, pero que no debíamos dar pistas sobre nuestro escondrijo. Fuera se escuchaba mucho ruido, incluso sonidos que no sabía de que eran. Pero los gritos llenaban mis oídos. ¿Por qué grita la gente, mamá?, quería preguntar. Pero me había dicho que si hablaba perdíamos...
   Papá aún no había vuelto y Marc, ya hacía más de dos días que se había ido y no sabíamos nada de él. ¿También jugarían al escondite? ¿Nos estarían buscando? Lo único que sabía era que debía hacer caso a mamá. Ella siempre sabía que hacer y, además, éste era su juego. Pero los ruidos de afuera eran extraños y yo... tenía miedo.


   ¿Qué os ha parecido el microrrelato? ¿Os ha gustado? Supongo que, sin dar muchos detalles, ya os podréis imaginar el contexto y demás, sino en caso de dudas o cualquier cosa sabéis de más que podéis contactar conmigo sin problema alguno. Pero bueno, abajo podéis comentar, opinar, valorar, etcétera, etcétera y espero que os haya gustado (a pesar de que he tenido que reescribirlo de nuevo en el blog debido a un problema que, al copiarlo del word, sin motivo aparente parecía que tuviera subrayado blanco, pero bueno, son males menores). Así que esto es todo por hoy.


      ¡Un saludo y hasta la próxima!

lunes, 8 de abril de 2013

Viernes

¡Buenas tardes queridos lectores!
Como bien os prometí, el relato que hoy subiré no es para nada como el resto que están subidos por ahora. ¿Por qué? Fácil, en esta ocasión el relato está dedicado a mi seguidor nº40 de Twitter, que lo anuncié por ahí mismo que éste tendría relato dedicado, escribiéndolo sobre el tema o lo que él quisiera y luego lo subiría al blog (además, así incentivo a la nueva sección que anuncié anteriormente).
Pero aquí no acaba la cosa, a partir de ahora cada 10 seguidores, el que tenga la siguiente posición, podrá elegir que tipo de relato quiere y demás y se subirá al blog (seguramente el lunes) ya que así me sirve también para tocar diversas temáticas, llegar más al lector y mejorar mis capacidades como escritor. Eso sí, para que el relato se haga, no será justo que cierto seguidor me siga, ocupe el lugar y luego ya no me siga, sino el relato no estará dedicado ni nada, es más, ni siquiera me molestaré en hacerlo. Así que creo que los requisitos son pocos a cambio de un relato en el blog.
Así que os dejo con el relato dedicado a @MediaMarkGND, mi seguidor nº 40 en Twitter, que eligió como tema/lugar del relato Brooklyn.


El agudo teléfono sonó otra vez. No tenía ganas de cogerlo, estaba ya cansado, más bien harto, de que no parase de sonar una y otra vez para siempre lo mismo: o broncas de mi superior o pistas inútiles del caso que llevaba abierto más de dos semanas. Pero ahí seguía el pitido, incesante, como si supiera que acabaría cediendo si persistía. Y así ocurrió, acabé cogiéndolo, asqueado, por su perseverancia.
Me preparé para morderme la lengua contra los gritos de J, incluso saqué las cartas por si era otro oficial novato que había encontrado un gusano muerto en la escena del crimen. Pero no fue nada de eso. Ni mucho menos. Esta vez volvía a ser algo gordo, como pasó el anterior viernes.
Un nuevo asesinato en Brooklyn.

No tardé demasiado en llegar a la escena del crimen, mi oficina estaba relativamente cerca de los asesinatos de este último caso. Concretamente, ahora se encontraba casi en medio, pues el primero fue en Borough Park, una pareja de ancianos que volvían de hacer la compra. El segundo fue en Prospect Park, concretamente en el lago, una joven ahogada y asesinada. Sin señales de violación pero con muestras de que el culpable le habría hecho algunas fotos para divertirse en su intimidad. El tercero, y actual, había sido en Paerdegat Park. Y eso dejaba mi despacho en el medio del radio de asesinatos.
Esta vez había sido un muchacho joven de raza negra. Estatura media y con un ligero problema de obesidad. El cuerpo fue encontrado en la pista de básquet, pero no se sabe cómo llegó ahí, ya que nadie vio nada. Como siempre.
También, como en los otros casos, tampoco había rastro alguno del asesino, por lo que tras comprobar toda la zona y llevar el cuerpo al forense, volví a mi oficina. Ahí, para variar, me recibió J a gritos y preguntándome porque no había resuelto el caso todavía. Lo ignoré hasta llegar a mi despacho, donde me encerré.
Empecé a repasar todas las pistas de nuevo, crimen por crimen, buscando al menos un lazo entre los asesinatos, pero ninguna de las víctimas tenía relación con la otra. Ni tan solo su vivienda, pues la muchacha y el jovenzuelo no eran ni siquiera de Brooklyn.
Todo empezaba a ser raro y los días iban pasando, uno a uno y de manera tan rápida que, cuando llegaba a casa, no me daba ni tiempo a jugar con mi hijo o atender a mi mujer que nada más tirarme al sofá me dormía inmediatamente.

Ya era miércoles. Ni una novedad sobre el caso. Ni un incidente, ni siquiera un desliz por parte del misterioso asesino. Y todavía más raro, ni una llamada de los novatos (cosa que, en el fondo, agradecí).
Pero alguna extraña presión empezó a oprimir mi cabeza, como si hubiera algo que se me escapara. Algún detalle insignificante que había pasado por alto y no viera.
Aunque ya era demasiado tarde, el reloj de mi mesa acabó marcando la una de la madrugada y ya hacía más de una hora que debería haber ido a casa. Por lo que me despedí de Kent, el guardia nocturno, y fui directo a mi hogar donde, como las últimas dos semanas y media, me dormí en el primer lugar mullido en el que me tumbé. Solo que esta vez, al poco rato me desperté, pues esa opresión en mi cerebro me producía insomnio. Un insomnio que me torturó toda la noche.

Jueves. Llegué a la oficina a primera hora, cosa poco habitual. J todavía no había llegado, por lo que me escaqueé en mi despacho y no salí de ahí en todo el día, ya que la comida y la cena me la había llevado de casa, aunque mi alimentación se basó básicamente en cafés, uno detrás de otro.
Algo me dijo que rebuscara en el archivo. Y eso hice, pero ya a hora tardía, pues solo hacía que posponerlo una y otra vez.
Al mirar dentro, instintivamente saqué un mapa de la ciudad y, como siempre hacía, recorrí con mi dedo la trayectoria de los asesinatos, marcando con una chincheta el lugar concreto de donde se cometieron.
Aún así, hasta que el reloj no marcó las doce de la noche, no caí en lo que mis ojos observaban pero no veían. Pues a esa hora mi mente me dijo instantáneamente la palabra “viernes”. ¿Por qué pensaba en el día que era?, me preguntaba. Pero entonces giré el plano y la opresión de mi cabeza cesó.
Había estado tan ciego estas tres semanas que el precio parecía que me iba a salir caro. Muy caro. Pues los tres puntos, con el mapa a la inversa, formaban una V. Una V que señalaba un lugar concreto. Mi piso.


¿Os ha gustado el relato dedicado? Si es así, ya sabéis que podéis hacer para tener vosotros también uno sin problemas 100% original. Pero bueno, como siempre, podéis votarlo, compartirlo, opinar y demás aquí abajo o en la dirección de correo (como soléis hacer) dada en el apartado de Contacto.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

domingo, 7 de abril de 2013

Un bar cualquiera (2ª Parte) - Storm

¡Buenos días queridos lectores! Hoy os traigo el nuevo capítulo de Un bar cualquiera, en el cual empezará, por así decirlo, la segunda parte (o 2ª Temporada, a gusto de lector) de la serie.
Los que sigáis la página de Facebook o me sigáis por Twitter habréis podido ver la introducción original a ésta, la cual colgaré en unos días como "extra" para quien no la haya visto, pues la que pondré a continuación es la introducción final más el capítulo I, titulado "Storm".
Así que bueno, espero que disfrutéis de la lectura a pesar del retraso que lleva por no haber podido subir antes el capítulo.

Introducción


Mi nombre es Matt Storm. Hace unas semanas mi vida todavía era normal: regentaba un bar al cual solían venir mis amistades, vivía con mi pareja en un buen apartamento e incluso podía permitirme algún lujo de tanto en tanto. Pero todo cambió cuando conocí a Jack, un tipo desconocido que entró en mi bar, mató a Richard (un cliente habitual) y luego me dijo que yo tenía habilidades… especiales de las cuales no sabía nada a excepción de las habladurías.
A día de hoy, solo he conocido a tres personas más que trabajen con Jack: Harry Dietrich, James y otro desconocido al que solo vi al entrar en su “escondrijo” y no volví a saber más de él. Y, hasta ahora, los dos “J”, parece que solo se han “divertido” a mi costa a pesar de que Jack intentara parecer amable, pero en realidad Harry ha sido el único que se ha comportado con cierta normalidad y quien me ha ayudado más en todo esto.
Quizá os preguntaréis a santo de qué viene ésta introducción. Pues sencillo, hoy mismo empieza un capítulo totalmente nuevo de mi vida. Hoy empieza un episodio donde mi pasado es alterado por completo debido a un extraño Harry que me indujo a modificar mis recuerdos. Hoy, el Matt Storm que vosotros conocéis, dejará de existir.


Capítulo I: Storm


Nos perseguían. Marcus y Andrew ya se habían ido por otros dos callejones, sabiendo que ese tipo de trabajos eran ideales para mí.
Ladeé levemente la cabeza, sin dejar de correr, y vi como los dos tipos ni se habían molestado en perseguir a mis compañeros. Parecía que sabían de más el objetivo que tenían. Pobres desgraciados, pensé al ver que no sabían realmente a que se enfrentaban.
Callejón sin salida. Bien, pensé, ahora actuaran como todos acaban actuando siempre.
Los dos hombres, con uniforme policiaco, sacaron sus pistolas y me apuntaron mientras me indicaban que me tirase al suelo y no ofreciera resistencia.
Yo puse las manos, con las palmas bien abiertas, hacia ellos. Unas perladas gotas de sudor se deslizaron por sus frentes y, rápidamente, vi como el más joven apretaba el gatillo. Pero no me dio. Claro que no.
Antes de que la bala del arma saliera disparada contra mi pecho, todo se detuvo y yo empecé a andar tranquilamente hacia ellos, cogí las manos del novato y las giré (lo que permitía la muñeca de manera natural) y puse la pistola apuntando su pecho. Luego volví a mi posición inicial y el tiempo volvió a fluir.
-¿¡Pero qué cojones!? –exclamó el compañero al ver que el novato estaba en el suelo, con el pecho agujereado con su propia bala y sangrando a más no poder.
No, no le había puesto el arma en el corazón. Éste no tenía la culpa, era inocente. Era el otro que si que acabaría mal.
-¡Hijo de puta! –me gritó, antes de empezar a disparar.
El tiempo no se volvió a detener, simplemente empezó a fluir con más lentitud, permitiéndome ver las balas rompiendo el aire y caminar entre ellas hasta el tipo que, al tenerme a escasos metros, abrió la boca de sorpresa (ya que él me vería como si mi cuerpo se moviera a una velocidad vertiginosa) y, aunque intentó llevarse las manos a la cara, no pudo detener el puñetazo que le asistí en la mandíbula. Partiéndole algún que otro diente y tirándolo al suelo.
Rápidamente, cuando el tiempo volvió a fluir con normalidad, saqué el revólver de mi cinturón y le disparé en toda la sien. Matándolo instantáneamente.
Una vez hecho esto, cogí el teléfono del todavía caliente cadáver y llamé a urgencias por el herido. Luego le tiré el aparato y me fui por donde había venido.

-¡Já! –exclamó Marcus- ¿Cómo no? ¡Storm llegando tarde pero con el botín!
-¿Acaso lo dudabas? –pregunté mientras desataba el maletín que llevaba atado a la espalda.
-Claro que no lo dudábamos –respondió el otro hermano Johnson-, Storm.
-Bien, bien –abrí el maletín-. Sino creo que os hubierais quedado sin vuestra parte.
Ambos sonrieron levemente y cogieron al vuelo el par de fajos de billetes que les lancé. Eso solamente era el extra, lo que se podían gastar para fulanas o lo que les viniera en gana. El resto, a excepción de mi parte, iba al fondo comunitario.
Nos encontrábamos en un bar de mala muerte donde solamente venían las almas perdidas y dejadas de esta ciudad. Quizá el lugar parecía un refugio para mendigos, pero las copas eran buenas, grandes y a buen precio. Además de que la dueña nos permitía llevar nuestros trapicheos sin problemas.
Fui a la barra, dejé un billete y la muchacha me sirvió un vaso bien cargado de Whisky, sin hielo. Me lo tomé de un trago, cargué el revólver con la bala que le faltaba y salí afuera, donde ambos hermanos me estarían esperando para ir a la verdadera Madriguera.


¿Os ha gustado? Sé que el capítulo es "breve", pero esa es la intención: breve pero intenso. Además de que se note el cambio y demás, pero no hablaré mucho sobre el tema, ya iréis viendo en los próximos capítulos.
Así que si os ha gustado, ya sabéis que se puede opinar, valorar, comentar, etcétera, etcétera. Pero bueno, nos vemos el lunes con un nuevo relato que también será algo especial, ya lo veréis.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

martes, 2 de abril de 2013

La última contienda

¡Buenas tardes, queridos lectores! Siento no haber subido tantas entradas como debería haber hecho, pero es que al final el martes bajé a Huelva y no estuve demasiado por el ordenador (supongo que quien me tenga/siga en alguna red social adivinará fácilmente el porqué). Pero aún así hoy pensé en subiros al menos un relato instantáneo (ya que no tengo a mano mi pendrive donde guardo mis escritos). Así que bueno, espero que os guste y lo disfrutéis.
Aunque antes un par de cosillas: el capítulo de Un bar cualquiera prometo subirlo el fin de semana que viene y otra cosa es que estoy dispuesto a aceptar imágenes/dibujos o incluso algún soundtrack que os gustase, me lo enviarais por algún mensaje privado o correo y, si me inspira algo, os dedicaría un escrito a dicha imagen o canción (como este mismo relato que acabo de escribir y que subiré el dibujo al final, además de poner el autor de dicho dibujo). Pero claro, eso lo haría cuando tuviera un momento y, si recibo unos cuantos, incluso abriría una sección/página nueva para este tipo de relatos, pero claro, para hacerlo debería recibir unos mínimos de peticiones cada X tiempo, es decir, las suficientes para ir actualizando esa sección y que tuviera bastantes entradas también. Aún así, por ahora es solamente un proyecto entre manos en el cual, si os gusta la idea, podéis empezar a enviar que yo lo recibiré la mar de contento o, si no es para relatar nada, vuestra opinión sobre éste tema también será bienvenido.
Pero bueno, ya os dejo con el relato instantáneo y, además, inspirado en un dibujo que me pasaron para que hiciera un relatillo.


La impaciencia se hacía notar. Todos estaban pendientes de la decisión final. Y no les defraudó.
Con un rápido gesto alzó su brazo, pero no el derecho, sino el izquierdo. En el cual portaba su arma. El cual daba la señal que estaban esperando. La señal para lanzarse a la batalla.
Y mientras los demás jinetes espoleaban a sus monturas aladas, ella siguió sentada, tranquilizando a la revoltosa criatura en la cual montaba. Pues también ansiaba el fragor de la batalla.
Pero todavía no era el momento. Debía esperar. Debían esperar, ambos seres, jinete y montura, a su llegada mientras sus compañeros batallaban.
Y fue así, mientras éstos combatían con fiereza en los cielos, jinetes con hierro, monturas con fuego, ellas esperaron.
Hasta que una flecha negra surgió del suelo y oscureció el cielo a sus espaldas gracias a sus inmensas alas.
Había llegado él.
Por lo que la muchacha espoleó a la criatura y ésta desplegó sus alas. Mostrando por fin su esplendorosa forma dragoniana y alzando el vuelo. Alzando el vuelo contra el gigantesco dragón que había empezado a masacrar a sus camaradas sin miramiento alguno.
Aunque para llegar hacia él tuvieron que sortear tanto a éstos como a los adversarios que se abalanzaban hacia ellas.
Desgraciadamente, en una distracción donde muchacha y dragón miraron atrás por la muerte del último de sus cofrades, al volver la mirada al frente la enorme bestia había desaparecido. Pero solamente por unos segundos, pues inmediatamente aparecieron ante ellas sus descomunales fauces bien abiertas.


Dibujo de Izzykarasu

Y bueno, por si no fuera poco os añado también el Soundtrack que escuchaba mientras estaba escribiendo el relato, cosa que creo que le da más emoción a la lectura, pero claro, eso ya sería a gusto de lector.




Así que ¿qué os ha parecido este relato recién sacado del horno inspirado en el dibujo mostrado? ¿Os ha gustado? Pues vendría a ser lo que os dije en la presentación de la idea que tuve, por lo que si os gusta, ya sabéis que hacer. Y esto es todo por ahora. Nos vemos en la siguiente entrada.


   ¡Un saludo y hasta la próxima!