lunes, 25 de marzo de 2013

Lluvia

¡Buenos días, queridos lectores! Ayer volví de Londres, pero fue a las tantas, por lo que no pude subir nada nuevo, ni siquiera el capítulo de Un bar cualquiera y además mañana mismo me vuelvo a ir de viaje aprovechando la Semana Santa, volviendo el domingo (que seguramente estaré con familia, como el lunes y todo eso...) por lo que solamente podré subir algún relatillo suelo si tengo algún momento para hacerlo, como estoy haciendo ahora mismo.
Pero bueno, como dije que subiría un relato del móvil, eso haré aunque ya esté en casa. Por lo que si se cuela alguna palabra rara (por culpa del "corrector") disculpadme, aunque me lo revisaré mil veces antes de darle a publicar.
Y aquí os dejo ya con el relato, escrito un día en el tren dirección a Barcelona y que, a lo mejor, si no se para algo de atención puede tener algún que otro momento confuso, pero aún así espero que disfrutéis de esta lectura.


Afuera llovía, levemente. Algunas gotas golpeaban el vidrio de la ventana y se deslizaban hacia abajo debido a la velocidad del vehículo. Otras, cuando éste se detenía y abría sus puertas, chocaban contra el encharcado suelo mientras una fría brisa recorría todo mi cuerpo. Pero eso ocurría en un trasfondo. Pues mi mirada se centraba únicamente en la ventana de enfrente, perdida entre el millar de cosas que pasaban ante ella. Ignorando el oscurecido y triste cielo que producía aquella llovizna. Ignorando el grisáceo día que había conquistado el cielo desde toda la mañana.
Mis pensamientos iban más allá. Se sumergían entre esas nubes, ese cielo, esa lluvia, y se preguntaban el significado de todo esto. No de la lluvia, no de la tormenta, sino de la vida, de la existencia.
Se preguntaban qué fin tenía todo, cuál era la finalidad de nuestra presencia. Cuál era el sentido de la vida, y el de la muerte. Por qué no recibíamos señal alguna que fuera verdadera y fiable de nuestra misión, por qué debíamos seguir con este proceso llamado "vida" si no había nada oculto al final de ésta.
Preguntas, cuestiones y demás que invadían mis pensamientos mientras mi mirada estaba perdida. Pero en unos segundos, cuando de repente pareció aclararse todo, iluminándose mi rostro y con los ojos centelleantes saboreando la obtención de la respuesta, el pitido del tren me apartó de mi trance, indicándome que ya había llegado a mi parada y que debía darme prisa antes de que cerrarán las puertas, sino llegaría tarde a mi estudio.
A pesar de haber estado tan cerca de obtener la respuesta.


Bueno, tengo que admitir que el relato está escrito con influencia de los pensamientos que circulaban por mi mente ese día en el tren, así que viene a ser un relato-reflexión, más que un relato propiamente dicho, aunque espero que aún así os haya gustado la narración y ya sabéis que podéis opinar, comentar, compartir y demás. Incluso si tenéis un tema preferente para que escriba un relato, me lo plantearé y si me gusta, quizá suba un relato en el blog con el tema, situación o demás que habéis propuesto. Pero bueno...


¡Un saludo y hasta la próxima!

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