¡Buenas tardes estimados lectores! Como os dije, hoy os cuelgo la continuación de Un bar cualquiera ya que resultó ser el relato victorioso en la encuesta (3-1). Anda que... Podríais ser un poquitín más participativos, que la literatura no muerde. Al menos no más allá de la imaginación.
Pero antes, quería avisar de que seguramente las entradas las subiré por la tarde debido a que, básicamente, me es más cómodo y fácil subirlas. Además de que me da algo más de tiempo para echar un último repaso a los escritos antes de subirlos, aunque claro, los que ya tenía escritos de antes, suelo dejar un poco la esencia del momento. Al menos eso intento. Y este es el caso de este capítulo de la nueva serie semanal, que ya lo tenía escrito (como algunas continuaciones de Un día más en la rutina), por lo que seguramente se notará un poco la diferencia cuando sea un relato recién escrito a uno guardado de antaño.
Bueno, no me enrollo más. Esta vez, el relato no es tan "movidito", es más bien pausado, aunque espero que eso no sea motivo para que os deje de gustar. Además de que se presentaran a un par de personajes nuevos, pero no os adelantaré más cosas; leedlo mejor vosotros.
Y, dicho esto, aquí tenéis el relato:
Las palabras de Jack me habían
desconcertado, confundiéndome y poniéndome nervioso por ello. ¿Cómo podía ser
yo uno de esos mutantes cuando nunca había mostrado ninguna anomalía? Ni siquiera
en las muchas visitas al médico u hospital. Lo que decía no podía ser verdad, me estaría
mintiendo o se lo estaría inventando. No había otra explicación.
-Matt, sé que quizá no entiendas lo
que está pasando -su voz estaba calmada-, pero debes confiar en mí -su mano
volvió a la normalidad-. Te iré contando por el camino.
Al escuchar su voz mi mente encontró
una respuesta a todos los interrogantes que surgían en ella. Él. Debía aceptar acompañarlo o
apartarlo completamente de mí, pero sabía perfectamente que si escogía una cosa
eliminaría por completo la segunda opción. No dudé y le respondí, rápidamente,
sin pensarlo dos veces.
-Quiero saberlo todo.
Torció sus labios, a muestra de
sonrisa, y se dio la vuelta para abrir la puerta y salir por esta. Tomé esa
sonrisa como una señal para que le siguiera, así que lo hice tras coger mi
chaqueta de cuero marrón y ponérmela, además de coger las llaves del piso para
cerrar la puerta. Cuando me giré para seguirlo ya estaba bajando las escaleras,
a punto de llegar al vestíbulo.
A pesar de rozar los treintaicuatro
años siempre he sido bastante perezoso cosa que hace que, a pesar de estar en
un tercer piso, use el ascensor para subir y bajar cuando seguramente cualquier
otra persona de mi edad hubiera podido alcanzarlo con un par de saltos. Así
que, mientras él acababa de llegar abajo, yo fui hacia el ascensor, pulse el
botón, esperé a que llegara dando golpecitos con el pie. Al llegar subí nada más
abrirse las puertas y estuve esperando, tras pulsar la letra correspondiente, a que bajara
al vestíbulo. Como en las películas, en este ascensor sonaba una musiquita de espera
mientras funcionaba. El ding del ascensor indicó su llegada y se abrieron las
puertas. Nada más salir me dirigí a la puerta de entrada.
Jack estaba fuera, en un deportivo. Me
miraba fijamente, serio, esperando a que subiera. Con toda la calma me dirigí
al vehículo, abrí la puerta del copiloto y me senté.
-Has tardado -se limitó a decirme con
tono molesto.
No respondí a su clara afirmación, así
que prosiguió.
-Lo prometido es deuda. Te contaré lo
que ocurre y cual es el problema en el que necesito de tu colaboración -se crujió
los dedos, mientras estiraba los brazos adelante, y puso el coche en marcha-.
El caso es que no se conoce claramente tu mutación, pero no debe ser demasiado
significativa, la habríamos notado mucho antes. Aún así ha sido mejor que lo
notáramos nosotros a que hubieras sido tu mismo o cualquier… otro -aceleró el
automóvil-. Por lo que no tienes debes preocuparte de nada. Alice ha
desaparecido si, pero es mejor por el momento ya que…
-¿¡Cómo puede ser mejor que mi mujer
haya desaparecido!? -Le interrumpí echándole eso en cara, pues ya me había
callado suficiente con preguntas que seguramente me fuera a responder más
adelante. Aceleró.
-No te sulfures –dijo con una calma
odiosa-. Todo a su tiempo. Déjame terminar –suspiró-. Que haya desaparecido
garantizará que no nos interrumpa, además de que sabemos su posición y, antes
de que digas nada, por ahora no podemos llegar hasta ella –respiró hondo-.
Siguiendo con el tema principal, te llevaré a un lugar donde conocerás a unos
cuantos más del equipo. Intenta ser paciente.
El coche frenó de golpe. Habíamos
llegado muchísimo más rápido de lo que imaginaba. Jack salió del coche y yo le
seguí. Puso el seguro pulsando un botoncito de las llaves y se dirigió hacia un
callejón al comprobar que iba hacía él.
Después de caminar un buen trazo, bajó
por unas pequeñas escaleras que parecían dar al sótano del bloque de pisos del
lado izquierdo. Al llegar a una puerta tachonada con algunas tablas de madera dio
tres golpes en estas. Estaba a punto de reprocharle el hecho de que allí no había
nadie, pero la puerta se abrió hacia dentro. Por lo visto habían recortado los
tablones clavados, tras ser colocados, a la medida justa de la puerta para que
pudiera abrirse con normalidad.
Dentro reinaba la oscuridad, aunque al poco rato una bombilla
de techo, con su respectiva cuerdecilla, se encendió, dejándonos así ver al
tipo que había justo delante de mí.
-Oh, parece que has traído una nueva
amistad la cual supondré que es de merecer nuestra confianza, pues ha sido
conducido aquí por un viejo conocido. ¿Me equivoco?
-No, no te equivocas.
-Bien -hizo una sonrisa gentil y abrió
la puerta de detrás suyo para dejarnos pasar.
El chico parecía rondar por los veinte
y pocos, aunque iba vestido de manera muy formal, al igual que sus maneras.
Incluso su peinado era de ese estilo. El traje, por lo que pude ver con esa
poca luz, debía ser caro, pues en las tiendas convencionales nunca había visto
trajes parecidos a esos. Incluso parecía que fuera de otra época, rondando el
siglo diecinueve.
Pasé tras de Jack y el joven desconocido
detrás mío. El sótano, que antes me había parecido una jaula para pájaros, se ampliaba
muchísimo más tras esa segunda puerta, además de que estaba mucho mejor
iluminado. Disponía de unos pocos fluorescentes colocados estratégicamente para
iluminar solamente las partes que parecían más útiles, como las pocas mesas y
sillas que había por allí.
La mayoría de las paredes estaban
cubiertas por archivadores y habían un par de ordenadores encendidos en las
mesas del fondo, pero estos solo disponían de la iluminación azulada de sus
pantallas. Para ser un simple sótano con un par de cosas sencillas me pareció
que el espacio estaba bien aprovechado.
-¿Para qué tantos archivadores? -Pregunté
intrigado.
-Ah, no tienen nada de especial:
papeles, folletos, algún que otro mapa… Nada del otro mundo -respondió Jack
como si le aburriera el tema y se dirigió a la cafetera que había en una
mesita. Se sirvió un café y luego fue a la mesa metálica más apartada del
lugar, justamente a la otra punta de los ordenadores-. ¿Más preguntas?
-No, creo que no…
-Bien -habló un tipo alto, con el pelo
despeinado de color grisáceo y barba de un par de días mal afeitada. Me miró de
arriba abajo y se sentó al lado de Jack. Sus ojos tenían un color azul mar, el
cual daba una agradable calma y serenidad.
A pesar de su aspecto, el agradable
sosiego que producía el color de sus ojos daba la impresión de que se pudiera
confiar en él; no daba señal alguna de peligro o motivo para molestarse. Al
contrario, daba una sensación de confianza.
-¿Quién es? -Preguntó a Jack
sosteniendo todavía su mirada en la mía.
-Matt, se llama Matt Storm. Él también
tiene… cualidades.
-Entiendo… -esbozó una pequeña sonrisa, apenas
visible-. Y bien, Matt Storm, ¿sabes tus cualidades?
Antes de poder responder a la pregunta
sentí un pequeño mareo que, aunque duró poco, provocó que casi fuera de narices
al suelo si no me hubiera sujetado a una mesa.
-Por lo visto no las sabe y, si es que
tiene, deben estar bien escondidas –se auto respondió-. ¿Estás seguro de que este sirve?
Jack me echó una mirada antes de
responder.
-No tengo ninguna duda.
-Bien.
Se levantó, vino a mi lado y me miro
fijamente. Su acción me inquietó pero fue solo un momento, ya que esa sensación
de nervios fue sustituida por una agradable y suave calma que hacia descansar
cada rincón de mi, antes tenso, cuerpo. Tras eso me indicó que lo acompañara. Y
eso hice, sin saber muy bien el porqué, pero lo hice.
Pude observar de reojo como Jack
asentía con la cabeza de manera confirmatoria a lo que estaba haciendo. Tras
eso volví la mirada al frente y ese tipo me abrió una puerta metálica que había
entre dos archivadores, marcándome que pasara primero.
La estancia era pequeña y estaba
iluminada con un solo fluorescente algo fundido, haciendo que estuviéramos casi
a oscuras. Me señaló la silla de la pared del fondo y me senté ahí. Minutos
después de que el tipo cerrara la puerta, cogiera una silla de plástico para
ponerla enfrente de la mía de metal y se sentara, perdí la consciencia.
¿Y bien? ¿Os ha gustado? Espero que si y lo expreséis donde las reacciones y, si no es así, siempre podéis comentarlo o mandar algún mensaje al correo electrónico proporcionado. Espero que no se os haya hecho demasiado largo la continuación (son un par de páginas a word). Pero bueno, me despido ya.
¡Un saludo y hasta la próxima!
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