miércoles, 21 de noviembre de 2012

Un bar cualquiera - Encargado

¡Buenas tardes estimados lectores! Espero que les gustara el último relato, aunque francamente sé que se podría mejorar un poco. Mea culpa. Y bueno, he de avisar de que esta es una semana de locos (al menos para mi...), así que haré lo que pueda este fin de semana para subir el relato. Pero tranquilos, lo tendréis. ¿Acaso os iba a dejar sin?
Pero no me andaré con más rodeos. Os dejo con la continuación del último capítulo de Un bar cualquiera (Recuerdos), pero como avisé en esa entrada, este capítulo también es algo corto, por lo que dependiendo de vosotros, este jueves subo la continuación o... a esperar otra semana. Aunque no creo que vaya a ser "tan cruel", seguramente os acabaré haciendo aunque sea un spoiler. Y vale, ya os dejo la continuación, disfrutad de la lectura~


Me incorporé de golpe. Estaba en una cama, dentro de una estancia casi completamente vacía, pues sólo había una pequeña mesita de madera con una lamparita a mí lado, de paredes grisáceas.
Miré a mí alrededor otra vez y reparé en que la mesita tenía un pequeño cajón. Acerqué mano, temblorosa, al paño y, nada más cogerlo, escuché como una puerta se abría a mis espaldas, haciendo que ladeara un poco la cabeza instintivamente. Aunque no vi quien había entrado.
-¿Así que ya estás despierto –dijo una voz suave que inspiraba serenidad-, eh Matt?
Me giré por completo y observé atentamente al desconocido. Era un hombre, más joven que yo, pero no demasiado. Seguramente tendría unos veintisiete años, quizá algo menos. Su pelo, negro como el carbón, era corto, aunque una mecha verdosa caía de la parte derecha de este, como si se tratara de una patilla de color verde esmeralda, solo que algo más oscura.
Sus ojos, o mejor dicho su único ojo visible, ya que el izquierdo estaba tapado por una especie de monóculo con el vidrio tintado, era de un color marrón, marrón abedul.
A nivel de vestimenta, llevaba unos pantalones “multibolsillos”, como los de los electricistas, de color azul oscuro juntamente a una camiseta negra con el logotipo de una serie que había visto hacía tiempo por televisión. Algo relacionado con no sequé isla.
Él sonrió amistosamente. Luego se presentó, supongo lo hizo a que no disimularía mi análisis; nunca se me había dado bien mirar a alguien de escondidas.
-Harry, mi llamo Harry Dietrich. Se podría decir que soy el encargado del funcionamiento de este lugar –bostezó, a la vez que estiraba el brazo contrario del que utilizaba para taparse la boca-. Trabajo que, aunque te pueda parecer justamente lo contrario, no es nada fácil. Además, si sucede algo, pues bueno… la culpa para el bueno de Harry.
No respondí verbalmente, simplemente asentí y prosiguió.
-Pero bueno, no pretendo aburrirte con mis problemas. Tenemos que ir afuera, Jack te estará esperando.


Sí, lo sé. Es corto, muy corto. Podría haber juntado este capítulo con el anterior. También lo sé. Pero en toda serie hay capítulos cortos que tarde o temprano llevan a otro de más largo y, por ello, no hay que ser impacientes que seguramente subiré la continuación antes del próximo miércoles-jueves de la semana que viene. Y bueno, sin ir más lejos, ¿que os pareció? Espero que os gustara a pesar de su brevedad.
Y ya sabéis de sobra que podéis expresaros abajo, donde la reacción de "melancólico" creo que al final, por desgracia, se va a tener que quedar ahí hasta nuevo aviso.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

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