lunes, 17 de junio de 2013

Raposo

¡Buenas tardes, queridos lectores! Por fin subiré el relato (que pensé haber subido el lunes pasado) del sorteo que dije que celebraría mediante Twitter por los 100 seguidores (el que llevaba el hashtag de "#Relato100Followers"). Y el ganador fue Manu Raposo al acercarse más al número ganador (ya que nadie acertó el 78). Así que, como bien se dijo, el ganador de dicho sorteo podía poner todas las condiciones que quisiera para el relato y él pidió que en el relato hubiera un dragón, muerte y almas perdidas pero sin ningún héroe que salvase nada (como podréis encontrar aquí). Así que bueno, en eso basé el relato y esto es lo que ha salido. Espero que os guste y disfrutéis con la lectura.


Un rugido a lo lejos le despertó de golpe, pero no dudó ni un instante. Ya sabía que se escondía tras él.
Alzó la cabeza, se levantó y se sacudió sus peludas orejas. Luego estiró sus patas y desperezó los músculos, inactivos durante demasiado tiempo.
Miró al cielo.
No había duda.
Tarde o temprano las profecías debían cumplirse y ya había pasado demasiado tiempo desde la primera.
Cogió su fino chaleco negro y se lo colocó junto al cinturón del cual colgaba la funda de su espada. Luego se puso a la espalda el carcaj y el arco que los ancianos le dieron.
No tenía tiempo para más cosas, así que ante la incertidumbre de que más llevarse cogió un pequeño saco de cuero que ató a la correa del carcaj. Y, sin perder más tiempo, echó a correr siguiendo la corriente de las azuladas formas que transitaban por encima de los árboles.
Una ráfaga de viento le advirtió de que algo no iba bien así que saltó y, agarrándose de la rama de un árbol, empezó a trepar mientras iba saltando entre ellos.
No tardó demasiado en llegar a la explanada y, desde la rama del último árbol en el que se encontraba, lo observó.
Observó como la hierba era pasto de las llamas y el fértil suelo se convertía en dura roca.
Observó como el flujo en un principio azulado iban hacia esas llamas y, al salir de ellas, se volvía grisáceo.
Observó como una gigantesca forma, oculta por su propia sombra, estaba cara a él.
Y no vaciló. Cogió el arco y cargó la primera flecha, apuntando a algo que parecía cobrar vida del flujo grisáceo.
Un disparo certero disipó al humanoide de humo, pero eso provocó que delatase su posición pues, inmediatamente, notó como los rojizos ojos de la gigantesca criatura se clavaban en él.
Un miedo atroz invadió su cuerpo, obligándole a sacudir su cuerpo para quitárselo. Pero en ese intervalo de tiempo vio como se habían formado más humanoides. E iban hacia él.
Disparó algunas flechas, pero seguían avanzando y él no ganaba terreno. Por lo que guardó el arco y saltó desenvainando la espada.
Una vez en el suelo, empezó a correr en sus dos patas traseras, dando tajos a todos los humanoides que se encontraba de camino. Pero cada vez habían más y eso le impedía apenas avanzar, por lo que envainó la espada y, con un cuchillo que llevaba en el chaleco el cual se puso en la boca, empezó a correr a cuatro patas, dando tajos solamente a los que se cruzaran de frente.
Ahora sí que había logrado avanzar. Pero el fuego le cortó el paso.
Miró hacia arriba y vio al oscuro gigante, que abrió la boca mostrando una blanquecina sonrisa llena de colmillos.
Pisó el fuego y este se apagó de golpe, pero a partir de ese pisotón se formó un círculo entre los dos contrincantes.
El gigante desplegó sus alas y, ahora, con el fuego rodeándole, el joven zorro pudo verlo con claridad. Pudo ver con claridad como se trataba del dragón de las profecías.
Y, por ello, significando que los humanoides de humo eran las únicas representaciones terrenales de las almas absorbidas por este ser. Esclavos inútiles que vagan sin razón. Almas perdidas.
El zorro torció el morro y arrolló el cuchillo al gigantesco dragón, que lo apartó de un coletazo.
Enseñó sus dientes y el gigante pareció reírse de él, de su pequeño tamaño y su fuerza insignificante, pero no hizo nada. Como si esperase su ataque. Cosa que no tardó demasiado en suceder.
La plateada espada fue desenvainada de nuevo y, al alzarla como si fuera a dar un tajo, con una de sus patas traseras levantó la flecha del suelo que había lanzado por primera vez y la bateó con la parte plana de la hoja.
El inesperado proyectil dio de lleno a la coraza de escamas de la enorme criatura, haciéndola sangrar por su estómago. Haciendo que la rabia se apoderase de él.
Echó una llamarada hacia el zorro, pero éste la esquivó.
Intentó aplastarlo con su pata, pero rodó.
Un coletazo, también fallido, que él aprovechó para subirse a él y escalar por su espalda.
Rajó una de sus alas, impidiéndole empezar a volar como parecía que iba a intentar y siguió trepando hacia su cabeza, con la espada en la pata y ocasionándole cortes siempre que podía.
El dragón se movía, agitaba e intentaba cogerlo, pero no llegaba, hasta que él se colocó en su hombro.
Entonces, para su sorpresa, la cola le agarró por la cintura cuando saltó a un lado evitando un manotazo y lo tiró al suelo.
La enorme zarpa se colocó en su abdomen y los rojizos ojos se clavaron en sus castañas pupilas.
-Eres un enclenque. Débil e inútil. Nunca alguien como tú podría derrotarme.
El zorro calló.
-Depositaron sus esperanzas en ti. Y por ello han fallado.
Pareció que iba a abrir la boca para contestarle, pero notó como la zarpa empezó a presionar sobre él.
Liberó su pata con la espada de la presión y clavó la hoja en el centro.
El dragón ahogó un grito y le dijo que como prefiriera, que acabaría rápido.
Fue por ello que, en lugar de ir apretando lentamente, dejó caer todo su peso sobre su brazo. Aplastando por completo el frágil cuerpo del zorro.


Bueno, ¿qué os ha parecido? Espero que sea de vuestro agrado y seguramente para los 200 seguidores haga algo similar (ya que la verdad es que vi una participación medianamente activa en el hashtag).
Aún así, ya sabéis que podéis opinar, comentar, valorar y demás aquí abajo o por donde creáis oportuno. Además de que tengo entre manos otro pequeño proyecto para quien le gustase los relatos algo macabros como el que colgué hace unos días titulado "Muñequito".

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

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