¡Buenos días, queridos lectores! La verdad es que hasta ayer no me dí cuenta que no había subido ningún relato a lo largo de esta semana, cosa que me sorprendió bastante (pues hubiera jurado que sí lo hice), pero lapsus que le dan a un servidor.
Así que bueno, hoy (como creo que ya tocaba desde hace mucho), subiré otro capítulo de Un bar cualquiera y mañana un nuevo relato que debí subir el lunes pasado y se me debió pasar por alto.
Por lo que espero que disfrutéis con esta lectura hasta mañana.
Frank, mi confidente, estaba conduciendo el deportivo
mientras yo volvía a revisar sus notas. No sabía muy bien adónde me llevaba,
pero seguro que volvería a ser alguno de sus apartamentos.
Las notas eran claras y precisas, eso me gustaba de él.
Aunque lo malo es que quizá a veces había pequeños detalles que se ahorraba que
podrían ser importantes para mí pero que él decía que no tenían relevancia
alguna. Quizá formaba parte de mí necesitar saber todo sobre todo. Pero
prefería estar seguro al cien por cien de lo que podría ocurrir a que
ocurriese. ¿Por qué? Sencillo: a pesar de manipular y controlar el tiempo a mi
antojo, haciéndolo en el presente y, en contadas ocasiones, en el pasado… el futuro
es incierto. ¿Por qué? Porqué si voy al futuro, a verlo, en el pasado de ese
futuro habré desaparecido sin más, sin dejar rastro, y no será el futuro real
que me afecta. Ya que no estaré. Por eso no tiene relevancia alguno verlo. Es
más, es completamente inútil.
Por ello necesito saber. Para calcular lo que podrá
suceder.
Clavé mi mirada en las últimas palabras del folio que
sujetaba.
-“Sin nombre”… -leí en voz baja.
-Ajá –confirmó Frank-. No tienen nombre, no hay
identificación posible entre ellos. Ni siquiera los que te han perseguido
tienen identificación. Sólo saben que hay una recompensa por tu cabeza o que es
su deber detenerte y esas cosas. A malas, como el que tenemos detrás, les ponen
cierta cosita especial que luego veremos.
Guardé silencio, ambos sabíamos que entre nosotros sólo
debía haber las palabras justas, las del tema en cuestión. Nada más.
Nos considerábamos amigos, sí. Pero más bien éramos
compañeros. Y punto.
Guardé los papeles y miré a través de la luna del coche.
Un enorme edificio se alzaba ante nosotros, aunque dudé que se tratase de allí,
ya que solía buscar sitios más reservados.
-Oh, conozco esa sonrisa, Jack. Pues no, no es lo que
debes estar pensado. Esta vez será mejor un sitio bien grande. ¿Qué mejor lugar
para esconderse que donde nadie mirará?
Así que ese parecía ser su plan actual. Curioso.
Cogió un mando que tenía cerca del cambio de marchas y
puso las luces mientras se abrían las puertas del garaje.
No había ni un coche más ahí abajo pero él siguió bajando
las plantas.
Al final se detuvo en la última, frente a lo que parecía
un cuarto de mantenimiento. Ahí me indicó de bajar mientras él acababa de mirar
unas cosas del vehículo.
Al salir fui atrás, donde el maletero, y lo abrí. El
hombre seguía ahí, con un moratón en la frente y los ojos cerrados. Pero sabía
que estaba despierto, el golpe no había sido tan fuerte como para dejarlo
inconsciente durante todo el trayecto. Por lo que le di unas pequeñas bofetadas
hasta que empezó a quejarse y abrió los ojos para mirarme.
Para variar, tenía razón.
Frank se dirigió a la puerta de enfrente mientras me
decía que lo trajera. Por lo que cogí al tipo por la chaqueta y lo arrastré
hacia allí.
Una vez dentro vi como la habitación, más que un cuarto
de mantenimiento, parecía una sala de interrogatorios con su única mesa central
con cuatro sillas y una pequeña lámpara colgando del techo. En una esquina
había un pequeño armario metálico.
Senté al tipo en una de las sillas y mi confidente le
agachó la cabeza hasta golpearla contra la mesa. Luego levantó el pelo de su
nuca y empezó a mirar por su cuello hasta que me indicó que viniera.
-¿Lo ves? –preguntó, señalando un pequeño dispositivo en
su cuello.
-¿Qué es?
-Es lo que les diferencia a los que te persiguen por
voluntad –alza la cabeza y me mira fijamente a los ojos-. Estos están
controlados directamente. Como marionetas. La única diferencia es que son los
que querían formar parte de esta iniciativa, proyecto o como quieras llamarlo
y, con cierta excusa de entrar… parece que les incorporan esta cosa para que
sean sus peones.
-Y, aparte de eso –aparto su mirada, volviendo al cuello
del tipo-, ¿sabes algo más sobre estos chismes?
-La verdad es que no –me emula-. Los he visto antes en
algunos, sí. Pero como has visto en las notas sólo eran especulaciones y pocas
conclusiones. Ahora que tenemos a uno, podemos mirarlo directamente ambos.
-Y qué pasa si…
Me acerco al dispositivo y lo toco levemente con la parte
de la uña del dedo, golpeándolo suavemente. Un pequeño destello salió de este y
unas imágenes se proyectaron delante de mí. Bueno, más bien en mis ojos, dentro
de mi cabeza.
Tic tac, tic tac.
Era una voz infantil, como de un niño.
Hacía el reloj.
No entendía a que se refería, pero sonaba más cercano.
Tic tac,
Vi una pequeña forma a lo lejos.
Tic tac…
Me dirigí hacia la silueta.
Cuando…
Y no acabó la frase, pues nada más poner la mano en su hombro, desapareció.
Bueno, espero que os haya gustado y si nada lo impide volveré a reprender la serie.
Por lo que esto es todo hasta mañana. Ya sabéis que podéis comentar, valorar, opinar y demás sin ningún problema.
¡Un saludo y hasta la próxima!
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