martes, 4 de junio de 2013

La llanura

¡Buenas tardes queridos lectores! Siento no haber podido subir nada estos días, pues fui a la BLC de Madrid que se celebraba junto a la Feria del Libro (no iba a perdérmela teniendo la oportunidad de ir), así que como ayer llegué a casa y hoy ya dispongo del ordenador, empezaré con las subidas habituales de relatos.
Aunque, lo principal, será subir los relatos dedicados atrasados (que de momento son dos, pero tengo que ponerme con más) y luego actualizar la serie de Un bar cualquiera (que también he tenido que dejarla un poco de lado por los últimos acontecimientos) y finalmente volver a la subida de relatos nuevos.
Pero bueno, mejor ponerse ya a ello y, hoy, subiré uno de los primeros relatos dedicados.
En este caso es para el seguidor nº 80, @Cinereus_, quien eligió tres palabras para basarse en el relato: unicornios, cementerio y psicotrópicos. Además, como reto personal (que ella misma puede garantizar) debía terminarlo en una semana. Pues bien, lo logré (a pesar de no poder subirla por todo lo del viaje y demás), se lo pasé y ella revisó que le gustara (como siempre hago con los relatos dedicados, pasárselo a esa persona y que me dé su aprobación antes de subirlo al blog) así que, una vez hecho esto, nada más estar en un pc iba a subirlo. Y aquí estoy.
Espero que disfrutéis de la lectura.


Se levantó del blando y enfangado suelo y miró a su alrededor.
Todo estaba oscurecido por las nubes del cielo y a duras penas podía divisar alguna figura más allá de la silueta de algún que otro árbol o arbusto en mitad de ese solitario descampado.
Abrió su palma y se percató de que había estado aferrando un pequeño frasco con un líquido, pero no recordaba de donde procedía. Aún así lo destapó y, sin dudarlo ni un instante, se bebió todo su contenido de un trago.
Al inició sintió un ligero mareo y cierta fatiga, pero no duró demasiado, pues una luz que se empezó a abrir paso entre las nubes la distrajo, pudiendo contemplar como se empezaba a iluminar el campo en el que se encontraba.
No vaciló ni un momento y empezó a correr por la fresca y verdosa hierba, aunque se detuvo a los pocos metros recorridos pues, en un arroyo, descubrió no una, sino tres fantásticas criaturas que jamás pensaría ver con sus propios ojos. Se trataban de unicornios, dos blancos y uno de negro.
Ella, tras pensarlo un poco, decidió acercarse y ellos la recibieron sin ningún tipo de molestia. Pero en cuanto intentó acariciar al de oscuro pelaje, éste se apartó mientras percibía, dentro de su cabeza, como ese ser le decía que por su bien no se le acercara.
La muchacha se tomó el mensaje como un reto en lugar de una amenaza y, tras jugar y cabalgar sobre los dos unicornios blanquecinos, se lanzó encima del negruzco. Intentando domarlo.
Pero no pudo. Y fue arrojada al suelo.
“Te lo advertí”, escuchó directamente en su mente y, acto seguido, recibió una coz del unicornio.

Inmediatamente abrió los ojos y vio la realidad.
Se encontraba en el fangoso suelo, en mitad de un cementerio mientras padecía una serie de convulsiones.
A su lado había una botella de cristal rota y, mientras empezaba a sufrir un paro cardiorespiratorio, recordó como unos muchachos le vendieron la ibogaína líquida diciéndole que le serviría para dejar sus adicciones, pero para ello debía tomar un trago en el lugar en el que se encontraba ahora, para así poder lograrlo. Aunque ella, para asegurarse, no bebió un trago, sino que decidió beberse todo el psicotrópico de golpe. Provocando su muerte tras las alucinaciones en ese camposanto.


Bueno, ¿qué os ha parecido? ¿El relato dedicado ha logrado "superar" el desafío impuesto según vuestro criterio? Ya sabéis que podéis comentarlo, compartirlo y demás aquí abajo y espero que disfrutéis con las lecturas que encontréis por aquí los recién venidos desde la BLC2013.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

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