lunes, 3 de diciembre de 2012

Camino al infierno - Parte II

¡Buenas noches queridos lectores! Sé que es algo tarde ya, pero dicen que lo bueno se hace esperar... A ver si consideráis que es verdad.
Hoy, o más bien esta noche, os traigo la continuación y final del relato "Camino al infierno" con la segunda parte. Espero que no os defrauden los acontecimientos. Las imágenes de mi imaginación no lo hicieron, espero poderlas expresar para que a vosotros tampoco.
Informando sobre mi estado, ya me encuentro muchísimo mejor, aunque el moqueo siga siendo persistente, pero se puede llevar sin problemas. Además de que sigo mirando el HTML para intentar corregir lo de las reacciones (aunque ya sabéis que la oculta es "melancólico") y he puesto un complemento más en la barra lateral derecha donde, con un único clic, votaríais el blog dentro de una web de blogs españoles.
Pero es tarde y tampoco son horas, así que os dejo ya con la continuación y conclusión del relato. Espero que os guste.


  Ya habían cruzado dos largos y silenciosos pasillos y no había ni rastro de esas bestias, exceptuando los cadáveres esqueléticos de los que habían habitado la colonia. Número nueve era silencioso, cosa que en un principio agradeció Kilian, aunque a la larga lo era demasiado y, eso, también le ponía de los nervios. Llevaba días incomunicado y suponía que él también, ¿entonces por qué no entablaba conversación? Bufó y pisó una calavera, rompiéndola en mil pedazos.
   -Este lugar parece interminable –empezó Kilian.
   -Según el mapa solo quedan unos pocos metros más para llegar a la próxima sala.
   -Me alegro. ¿Recuerdas el plan?
   -Perfectamente.
  -Así me gusta. En caso de que aparezcan de golpe –narró de nuevo-, tú te pones al frente disparando y yo en la retaguardia encargándome de los que sobrevivan a los disparos.
   -Te dije que lo recuerdo.
   Calló, por no decirle más de una cosa ofensiva, y giró a la derecha, yendo al último pasillo.
   Según se acercaban un creciente olor a azufre y podredumbre impregnaba el lugar, obligando a número dos que cogiera alguna pieza de ropa de algún cadáver para usarla de pañuelo.
   Debido a que el pasillo se iba oscureciendo, solo tuvieron como iluminación la luz verdosa del casco de número nueve y la espada láser. Aunque al final del pasillo se divisaba una luz anaranjada, como las de emergencias.
   Poco a poco, con calma, fueron avanzando. Sin darle importancia a los sonidos de los goteos de tuberías rotas ni a los chasquidos de los huesos y piedras que pisaban.
  Una vez cruzado el portal observaron la inmensa sala que se encontraba a sus pies, pues estaban situados en un pequeño balcón con un puente metálico que iba al otro lado. El recinto debía ser una zona de excavación, ya que se encontraban diversos instrumentos para esa función. Observando con más detenimiento, número nueve señaló un montón de cuerpos apilados debajo del puente, entre sus cimientos, cercanos a un gran hoyo que se encontraba al lado de uno de los pilares centrales.
   De tanto en tanto, algún que otro engendro salía del agujero, cogía uno de los cadáveres y se lo cargaba a la espalda para meterlo en la cueva. Kilian trazó un nuevo plan: iban a volar la madriguera de esos bichos.
  Cruzaron lentamente el puente pero un paso demasiado pesado de número nueve resonó por todo el lugar gracias al eco. Las criaturas que había en el suelo no tardaron en alzar sus cabezas y mirar hacía su posición.
   -Mierda…
   -Disculpa el tropiezo, no volverá a ocurrir.
   -¡Claro que no, estúpido! ¡Corre hacía aquí y vamos a acabar ya con esto!
   Número dos echó a correr, seguido por número nueve, que era algo más lento. Las bestias empezaron también a correr, hacía ellos. Trepaban las columnas más cercanas, clavando sus garras con ansias, y ascendían rápidamente. A número nueve no le dio tiempo a llegar al pilar del agujero. Se le habían echado encima.
  Kilian maldijo a lo bajini y dudó en si ir o no, pero luego recapacitó: él le había salvado el pellejo antes y, además, tenía las municiones. Así que, nada más pensarlo, corrió hacía allí disparando hasta agotar la munición, causando algunas bajas entre esos animalejos y que otros se centraran en él. Sin dudarlo, cogió un par de dagas de su cinturón y las arrojó a las cabezas de dos que se aproximaban, matándolos en un rápido y letal golpe.
   Estando a punto de llegar uno se lanzó hacía él, pero Kilian tenía buenos reflejos y, gracias a eso, activó la espada láser y lo decapitó. Luego fue matando y quitando de encima de número nueve el resto. Su compañero apenas se movía y tenía diversos arañazos por todo su cuerpo, haciendo que sangrara, aunque levemente. Su armadura le habría salvado la vida, pero había perdido la mitad del brazo izquierdo.
  Le extrañó que no sangrara y revisó el brazo aprovechando que las pocas criaturas que quedaban se habían dirigido al agujero, aunque sabía que eso solo significaba que en breve llegarían más. Al analizarlo vio que el brazo era robótico, así que decidió hacer un escáner completo del cuerpo de número nueve, utilizando un dispositivo que le hacía una silueta del cuerpo por debajo de la armadura.
   Por lo visto número nueve era un ciborg, teniendo casi todo el cuerpo robotizado. Solo le quedaba la mitad derecha de la cabeza y el torso como partes humanas, además de los huesos de ambas piernas, que estaban robotizadas a modo de mejora. Desgraciadamente la mitad humana de su cabeza parecía tener una fractura, haciendo que se mostrara inactiva en el escáner. Su parte humana había muerto, pero no por este ataque, sino desde hacía tiempo. Días, quizá. Por lo visto, lo único vivo que quedaba en su cuerpo era la parte robótica que contenía algunos conocimientos de su parte humana para hacerlo más aceptable entre la especie. Aún así, era muy objetivo y centrado en las cosas pues, al fin y al cabo, era una máquina que emulaba ser un hombre pero solo era eso: una máquina.
   Tras el análisis, al escuchar un gruñido proveniente de la gruta, dio un golpe fuerte al pecho de número nueve, reactivando el reactor que tenía como corazón y haciendo que se levantara de golpe.
   -Ya sé tú secreto, número nueve. Pero tranquilo, eso me ha dado una nueva idea.
   -Entiendo. ¿Cuál es el nuevo plan, número dos? Es decir, Kilian.
   Esta vez no le reprochó lo del nombre, sabía perfectamente que su cerebro vivo a base de chips hacía todo lo posible por parecer humano. Eso provocó una pequeña sonrisa triste en el rostro de Kilia, apiadándose de la condición de número nueve.
   Le indicó que se levantara y que fuera al frente, que los animales esos volverían donde había caído, así que él se quedaría más atrás para ir matándolos en caso de que avanzaran. Número nueve debía ir al pilar central y montar allí un soporte metálico con los materiales y suministros que le quedaban para que aguantara su peso.
   Así que volvieron a correr de nuevo hacía la posición del primer plan. El robot sin mirar atrás y el humano observando como las bestias surgían del hoyo para trepar e ir donde antes habían estado. Cuando llegaron y no vieron nada empezaron a rastrearles, encontrándoles finalmente y corriendo a cuatro patas hacia ellos. Kilian los esperaba y había dejado un par de minas por el camino, haciendo que explotaran en mil pedazos sin que el puente apenas se dañara. Aunque solo logró liquidar a un par.
  Cuando le quedaban unos pocos metros para alcanzar a número nueve, quien ya estaba montando el soporte a base de fundir armas pesadas que ya no tenían munición con un pequeño lanzallamas, uno de los bichos más enormes saltó encima de Kilian, tirándolo al suelo.
   Número nueve le miró por un momento, pero tenía la función de acabar el soporte y, como buen semirobot, lo primordial era finalizar su obligación. Kilian rápidamente atravesó la cabeza del atacante con la espada, antes de que ese le arrancara la suya de un desgarro, y se puso en pie de nuevo para llegar hasta su compañero.
   Una vez allí, cogió la cuerda metálica de su cinturón y se ató al soporte, para luego con el resto, atar al robot. El plan era descenderlo a una altura segura de las bestias y que soltara todos los explosivos, sellando la gruta que no debió excavarse jamás, para luego volver a subirle. El poste era para ayudarle a aguantar el peso, además de que así podría ir matando a los que se acercaran.
   Número nueve empezó a descender lentamente, lo suficiente lejos de la columna como para que no le cogieran. Mientras, número dos cargaba las últimas municiones de sus armas según disparaba a los que se acercaban.
  Cuando el autómata llevaba la mitad del descenso la munición se acabó, obligando que el humano luchara cuerpo a cuerpo, atravesando, cortando y degollando a todos los que se le acercaban y manchando todo de su azulada sangre. Aunque cada vez eran más en número y tamaño, además de la cantidad que salía del túnel.
  Número nueve iba mirando de arriba para abajo, observando a Kilian luchar con los seres que emanaban en mayor cantidad del agujero y como perdía terreno. Acercándose más al borde. Sus pensamientos humanos parecieron resurgir momentáneamente de entre todos los datos y no dudaron.
   -Adiós –dijo-. Kilian.
  -¿Qué…? –Miró hacia abajo después de matar a otro engendro-. ¿¡Qué haces!? ¡No! ¡Detente!
  Número nueve había sacado una pequeña daga y cortaba el cable que les unía. No tardó demasiado en lograr su objetivo y caer al vacío mientras se quitaba el casco, sonriéndole y poniendo su mano derecha en el pecho, donde se abrió una ranura para introducir sus dedos y girarla. Poco después las ranuras empezaron a brillar de color verde esmeralda y, en unos segundos, cuando su cuerpo entró por completo en el agujero, haciendo que muchas criaturas fueran a por la presa, un brillo cegador emergió del túnel, haciendo que el resto de criaturas ignoraran a Kilian y fueran allí.
   Una vez entraron todas se escuchó una ensordecedora explosión y la gruta quedó sellada por siempre. Con número nueve dentro, quien se había sacrificado sobrecargando su reactor nuclear para usarse él mismo como detonante.


Espero que os haya gustado y cumpla con vuestras expectativas. Si queréis saber que pasó con Kilian, lo añadiré en la presentación de la entrada del próximo fin de semana. Pero bueno, ya sabéis que tenéis diversas opciones al final de cada entrada, además de ahora poder votar el blog. Así que nos vemos.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

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