domingo, 9 de diciembre de 2012

Recuerdo

¡Buenas tardes estimados lectores! Esta vez si que no me retrasaré con el relato correspondiente al fin de semana. Aunque he de admitir que me he tomado un pequeño respiro y tonto de mi, ahora tengo acumulado todo.
Pero bueno, el relato que hoy os traigo está escrito ahora en un momentito. Creo que haré eso de tanto en tanto, chasquear los dedos y dejar que surja de mi mente lo que haya en ese momento y escribirlo. A ver si os gusta también mis improvisaciones, aunque sé perfectamente que todo depende de la inspiración en estos casos y, por ello, habrá relatos mejores y otros de peores. Pero espero que nunca consideréis ninguno como "malo".
También he estado pensando en abrir alguna pequeña sección donde suba algunas de las canciones (básicamente soundtracks, si no lo son todas...) que más me han gustado, y creo que gustarían, para escribir algún relato o alguna parte de ese. Aunque eso ya se verá.
Otra cosa que he pensado es que, al haber jugado estos días un poco a un juego llamado Spore, intentar usar el creador de criaturas de este juego para moldear muchas de las que caminan y rondan por mi cabecita, paseandose de arriba abajo. Alguna vez para acompañarlas de un relato, otras de su historia y, otras, simplemente de una descripción y explicación, además de si fueron planteadas para algún relato. Pero eso ya lo miraré y seguramente sería en el mismo hueco de los relatos de fin de semana, el de miércoles-jueves de la serie semanal no lo tocaré.
Pero bueno, volviendo al relato, espero que os guste y disfrutéis de la lectura.


   El columpio iba disminuyendo su velocidad, deteniéndose, en mitad de ese solitario parque y esa también solitaria tarde. No hacía mucho que había empezado a ponerse el sol, causando la oscuridad del lugar. Aunque las luces blanquecinas de las farolas que había por la calle iluminaron de nuevo ese lugar gracias a su tenue brillo.
   Puso los pies en el suelo, cosa que no había hecho desde que subió encima de ese pequeño y oscuro asiento. Antes solía ir al balancín, pero desde que él no estaba allí no era lo mismo. Ni siquiera visitar ese parque que hicieron suyo, reparándolo y construyéndolo ambos. Juntos.
   No tenía demasiadas cosas, pero la sencillez del lugar hacía que fuera más especial. Hasta que ocurrió ese infortunado accidente automovilístico, donde le perdió. Por culpa de alguien que más tarde salió impune.
   Apretó los dientes. Apretó con más fuerza las cadenas que había en sus pequeñas y delicadas manos. Pisó con más fuerza el suelo.
   Estaba cabizbaja, con la mirada oculta por la sombra de su cabeza causada por un pequeño farol que había a su espalda. Un ligero brillo se deslizó por su blanquecina mejilla hasta la barbilla, donde se precipitó a la arena del suelo. Tras ese diminuto destello, más gotas húmedas y resplandecientes, por contraste a la perlina luz, fueron bajando, lentamente.
   Odiaba lo que había sucedido. Siempre se preguntaba el porqué y nunca obtenía respuesta. Aunque lo deseara desde lo más profundo de su alma. Aunque deseara que las tornes se hubieran intercambiado. Pero por mucho que deseara, lo sucedido no cambiaría.
   Se levantó, sin ganas de hacer nada a excepción de llorar y, por ello, le brotaba una rabia interna. No quería llorar, prometió no hacerlo. Se lo prometió. Pero fue una promesa que nunca pudo cumplir.
   Otra vez su mente se preguntó cómo podía haber ocurrido tal cosa. Porque la dejó sola a pesar de todas las promesas. Miró al cielo, enfadada. Pero algo, pequeño y frío, hizo disipar todas esas ideas de su cabeza.
   Un pequeño copo blanco de nieve había tocado su pequeña y fina nariz, haciendo que se volviera agua por su calor corporal. Después de ese, más copos pequeños empezaron a caer del cielo y un arrepentimiento invadió su ser mientras sus ojos grandes y azules centelleaban levemente debido a que seguían húmedos.
   Se preguntó cómo le había podido culpar de abandonarla si nunca lo quiso hacer. Otra lágrima se deslizó mejilla abajo. Se preguntó también cómo le había podido acusar de abandono, pues nunca la había abandonado.

Espero que os haya gustado el relato "instantáneo". Ya sabéis que podéis opinar aquí abajo, comentar qué tal o compartirlo. Hay un gran número de posibilidades y ninguna restricción. Así que adelante, que no muerde. Pero bueno, nos vemos en la entrada que tocará para el siguiente capítulo de la serie.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

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