miércoles, 4 de septiembre de 2013

Las garras de la mente

¡Buenas noches, queridos lectores! ¿Cómo van los últimos exámenes? Espero que todo bien, tanto los de Selectividad como los de recuperación. Pero bueno, hoy os traigo un nuevo relato que escribí hace poco y casi que se podría decir que es "recién salido del horno". Aún así, espero que disfrutéis con la lectura.


Corría y corría. No sabía hacia donde, ni siquiera tenía claro el motivo cuando cambiaba de dirección. Lo único importante era correr. Correr antes de ser alcanzado. Antes de ser atrapado.
Las ramas de los árboles arañaban mi cara y mis ropajes. Los arbustos los destrozaban y me causaban cortes. Pero no podía detenerme. Debía correr. Correr y no parar bajo ninguna condición.
El agotamiento pesaba en todo mi cuerpo, pero la adrenalina y el miedo de lo que me perseguía le obligaban a continuar y no mirar atrás. No podía mirar atrás, porque si lo hacía… ya sería demasiado tarde.
Di un salto, cayendo por una colina rodando. Me levanté de inmediato y seguí hacia adelante. Viendo el sol a lo lejos, ocultándose tras las enormes montañas que escondían infinitas ciudades y maravillas entre sus valles y sus cimas. Haciendo que la sombra se me cerniera tanto por detrás como por delante. Que me rodease hasta ocultarme.
Grité que no lo hiciera, que no se fuera. No debía hacerlo, no podía hacérmelo. No, no y no. Por nada del mundo. No podía dejarme aquí en medio, abandonado, sin faro alguno que me guiase.
Escuché un cuchicheo a mis espaldas, cercano y frívolo. Mierda, ¡mierda! Me había detenido sin darme cuenta al ver mi única esperanza desaparecer delante de mis narices. Emprendí de nuevo la marcha, pero sabía perfectamente que ya no serviría de nada. Me atraparía y no podría huir. No podría escapar de sus frías garras y haría conmigo lo que quisiera. Formaría parte de mí, aferrándose hasta lo más profundo de mi alma. Y todo por mi culpa y desesperanza.
Una sonrisa de formó en la comisura de mis labios y una sonora carcajada salió de ellos. Una risa tan profunda que parecía provenir desde las mismísimas entrañas de mi ser mientras abría los ojos como platos y miraba al frente.
Me había atrapado, sí. Me había atrapado y me envolvía. Me dijeron que no debía dejar que eso ocurriese. ¡Pero necios quienes lo dijeron! ¡No querían que viera una nueva visión de la realidad! Una visión nueva, plena y llena de cosas que cualquier otro no hubiera ni podido imaginar.
Pues lo que vosotros nombrasteis como locura, a mí se me presentó como una visión mucho más perfecta de la realidad. Donde las emociones son más fuertes e intensas. Donde todo cobra distintos sentidos y significados. Donde nunca nada está mal porque no existe el bien. Y todo con una única sinfonía: una risa continuada que nunca se apaga.


¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? Espero que así sea y que el título no diera demasiadas pistas sobre lo que trataba el relato. Aún así, ya sabéis que aquí abajo podéis comentar, valorar, opinar, compartir y lo que vosotros creáis conveniente.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

2 comentarios:

  1. Me ha gustado bastante, pero no termino de entender una cosa. ¿Qué te atrapa? ¿La locura, la imaginación, la mente en sí...?

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    1. La locura, se trata de la locura la que atrapa al protagonista. La clave debía estar en la frase "Me dijeron que no debía dejar que eso ocurriese", ya que según la sociedad y la mayoría de la gente "estar loco" es malo y se debe hacer lo posible para no estarlo. Aunque siento que no haya quedado suficientemente claro... Me lo revisaré a ver. Y gracias por el comentario.

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