miércoles, 20 de febrero de 2013

El último (Carta - Final)

¡Buenas tardes queridos lectores! El otro día me pasé por Barcelona a repartir algunos relatos que he publicado por aquí, por lo que no sé si quienes lean esta entrada serán "novicios" en el blog o los de toda la vida. Aún así, me arriesgo dándoos la bienvenida y deseando que os guste lo que encontráis escrito por aquí. Además, he de añadir que se me ha ocurrido una idea a partir de lo que hice el martes, perfeccionada con un amigo dibujante (ya os contaré más adelante si eso, no hay que desvelar el pastel antes de hora), así que, cuando ya lo tenga preparado, intentaré avisaros con algo de antelación (supongo que una semana o por ahí).
Pero bueno, como siempre digo: no me andaré con rodeos (a pesar de que siempre lo haga en el inicio) y os dejaré con el relato de hoy, diciéndoos previamente un par de puntos a tener en cuenta.
En primer lugar, como bien indica el título, lo que se leerá a continuación vendría a representar ser una carta (para los curiosos del anterior relato, ya sabréis cual es), por lo que la he escrito y... ya está. Escrito y punto, sin corrección, sin maquetación, sin nada. Como cuando se escribe una carta a mano, con cierta prisa y lo importante es el contenido y el mensaje, nada más. Segundo, recomendaría leer previamente el anterior relato (El último) antes de leerse este relato. Solo es un consejo, por lo que podéis seguirlo o no. Así que, una vez dicho todo esto, os dejo ya con el escrito.


   Sabía que vendrías, siempre supe que estarías conmigo hasta el fin de los días. Pues, aunque ahora mismo no estés presente físicamente aquí, sé que querrías estarlo y eso me reconforta, dándome la sensación de que tu presencia sigue en este lugar, cuidándome y abrazándome cuando más lo necesito.
   Siento no haber estado yo allí cuando lo necesitabas, lo siento muchísimo. No me di cuenta de mi error hasta que fue demasiado tarde y, para entonces, temí haberlo estropeado tanto que no me decidí a dar paso alguno. A pesar de que tu siguieras siendo igual de persistente, igual de constante, igual de cuidadoso y cariñoso conmigo.
   Y te pido disculpas por todo ello, por mi comportamiento… Pero sé que no querrías que ahora entrase en este tema, sé de más que querrías leer lo que nunca me atreví a decirte y… temo no poder llegar a decírtelo nunca, y es por ello que escribo esta carta, es por ello que intento expresarme como puedo mediante este lápiz y este papel, en el cual escribo todo lo que me viene a la cabeza estos momentos.
   Es por eso que no puedo parar de pensar en pedirte disculpas, pero que sé firmemente que eso sería lo último que querrías leer ahora: una carta de despedida en una disculpa.
   Pero por alguna razón, no puedo escribir estas palabras que tanto ansías, a pesar de que en mi pecho arda una llama, agrandándose según pasan los días y no recibo noticias alguna sobre ti. Ni siquiera una respuesta por mensaje… Pero supuse que no funcionaría tu teléfono, por lo que dejé el mío bloqueado con el último mensaje que te mandé, para que lo leyeras cuando llegaras.
   Pues aquí no había pasado nada hasta un par de días atrás, con otra de esas extrañas ondas en el oscuro firmamento. Pero lo ignoramos y no tardó en llegar la catástrofe. Y ahora, con miedo por lo que pueda decidir, te escribo esta misma noche. La misma noche en la que esa extraña cosa surcó el cielo.
   Te escribo para decirte lo que he tenido miedo a decirte todo este tiempo, a pesar de todo lo que hemos pasado y vivido juntos. Te escribo para decirte, de una manera clara, lo mucho que te necesito a mi lado. El miedo que recorre mi cuerpo y, aunque te imagine conmigo, no pueda vencerlo si no eres tú quien me abraza realmente. Te escribo porque eres una pieza fundamental en mi vida. Eres esa pieza que yo he rechazado sin saber lo que hacía realmente. Eres la pieza clave. La pieza final y más importante.
   Pero a pesar de todo lo que escribo, de todo lo que te digo, sigo sin poder escribir lo que siento dentro de mí. Quizá por no obtener respuesta el día que te lo dije. Quizá por miedo a no volver a obtener respuesta. Y es por eso que como he dicho lo podrás encontrar en el teléfono móvil.
   Hasta pronto, ansío verdaderamente encontrarme entre tus brazos y sentir tu calor.

   Leyó la carta en voz baja, para él mismo mientras unas pequeñas lágrimas humedecían sus mejillas. Nada más acabar de leerla, miró de reojo el cuerpo inerte de la joven y encendió el teléfono, lo desbloqueó y leyó el mensaje.
  Sin poder aguantar más, abrazó a la muchacha con fuerza, pero intentando no apretar demasiado para no dañarla y lloró en un silencioso pero profundo llanto mientras el móvil se resbalaba de su mano, cayendo al suelo, al ladearse, dejando únicamente en su brillante pantalla el mensaje que le había enviado. “Te quiero”.


¿Qué os ha parecido? Este relato (incluyendo el final, ya que estaba puesto quise mantener el estilo de la carta) está escrito sin revisar para nada (a excepción de una lectura previa antes de publicarlo en el blog, claro está). Así que espero que os haya gustado y, si es así, ya sabéis que podéis compartirlo, opinar, comentar, etc... aquí abajo.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

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