Buenas noches queridos lectores, aquí tenéis el siguiente capítulo de Un bar cualquiera, algo corto pero que tendrá una gran importancia a los hechos que le sucederán. Y he de admitir que estos días no he tenido demasiado tiempo para ponerme a escribir para el blog, debido a una serie de inconvenientes... algo personales y que también se me han ocurrido más ideas para el pequeño mundo fantástico-medieval que estoy creando y mimando como una pequeña semilla para que crezca un enorme y fuerte pero bonito árbol. Y ahora está empezando a echar las raíces (historia, cuentos, leyendas, profecías...) para que, tras eso, pueda empezar a crecer.
Pero bueno, no os entretengo más, solo os digo que si alguien conoce algún programa para crear/generar mapas (gratuito preferentemente) que no sea hacerlo a mano con programas como Photoshop (nunca se me han dado demasiado bien estas cosas), me haría un favor enorme.
Aunque lo dicho, aquí os dejo con el capítulo que subo hoy aprovechando que tenía festivo (y así lo repasé un poquito antes de subirlo). Espero que os guste.
Abrí
la puerta de un puntapié. E, ignorando el hecho de que no hubiera nada en la
pequeña y oscura cámara, abrí la siguiente puerta. Francamente me habían
mosqueado bastante el que me hubieran dejado ahí tirado mientras huía de esos
tipos pues, no solo tuve que escapar por mi cuenta, sino que el coche ya no
estaba y eso me obligó a volver caminando.
Quizá
no debería haber vuelto y era una señal para dejarlo ya e irme a casa para
retomar mi vida. Pero el hecho de que Alice hubiera desaparecido y, ellos,
parecieran saber su paradero me obligó a emprender la marcha hacía su “pequeña
base”.
Jack
y James se encontraban sentados en la mesa más cercana a la puerta, tomándose
un café tranquilamente y, nada más verme entrar, sonrieron. Supongo por el
hecho de ver que había decidido volver con ellos, quizá porque había lograr
escapar con el paquete. Qué más daba, el hecho era el mismo: al final había
regresado a pesar de todo.
-Mira
quién acaba de llegar.
-Sabía
que no me defraudarías –dijo Jack, con una sonrisa.
Bufé
y me acerqué un poco más a ellos y les tiré la bandolera encima la mesa, aunque
luego me fijé en que allí ya había algo: una pequeña caja metalizada que no había
visto antes por aquí, pero no le di mayor importancia y volví al tema central.
-Ya
tienes tu paquete, ahora revélame el “misterioso objeto” que he cargado.
-Ah,
¿lo que has cargado? –cogió la bolsa, la abrió y me miró-. No era nada en especial
–dijo metiendo la mano y sacando un pequeño paquete-, solo un tajo de
periódicos. Un señuelo.
Su
jueguecito ya me estaba hartando demasiado. Había accedido a darles un voto de
confianza y, por el momento, parecía que lo usaban como un juguete nuevo. Por
lo que volví a bufar y esperé, a ver que tenían que decirme.
-Pero
tranquilo, todo esto ha sido por ti. ¿Ves esta cajita?
-Ajá.
-Es
la solución… a tu pequeño problema. Aquí hay todo lo necesario para que se
muestre tu don. Y creo que eso también te interesa a ti, Matt.
-Puede
ser…
-Bien,
bien –sonrió, mientras James abría la caja metálica-. Es algo que en un
principio podría alterarte un poco. Aunque no solamente a ti, sino también lo
que te rodea ya que los “dones” desconocidos y que no se han mostrado…
normalmente se deben a alguna razón en especial. Pero aquí entra en juego
Harry, ya que a nosotros se nos escapa de las manos.
-No
lo acabo de entender…
-Tranquilo,
una vez estés dentro sabrás a que me refiero.
James
parecía haber sacado un extraño aparato de la grisácea caja, con unos pequeños
conectores.
-Tendremos
que volver a una habitación como antes, donde estuviste a solas con James, pero
no te preocupes. Esta vez sí que descubriremos que esconde tu interior.
Bueno, ¿qué os parece? Espero que no acabéis cogiéndoles demasiado "manía" a Jack y/o James por las "jugarretas" que le hacen al pobre de Matt. Ya veréis como al final... ¡Tranquilos, no os spoilearé! Y como digo siempre: sabéis de más que podéis opinar con las reacciones, comentar, enviarme algún mensaje mediante Contacto o, simplemente, compartir el capítulo.
¡Un saludo y hasta la próxima!
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