¡Buenas tardes, queridos lectores! ¿Todo bien? Eso espero. Yo en breves empezaré una de las dos escuelas de escritura a las que asistiré este curso, por lo que quizá no se haga seguro que suba los relatos el lunes. Aún así, hoy os traigo un tipo de relato que hacía tiempo que no subía, así que espero que disfrutéis con la lectura que os ofrece.
Unas sábanas
blanquecinas tapando dos cuerpos apegados el uno con el otro.
Una
cabeza apoyada sobre su pecho, con los ojos cerrados y su boquita entreabierta,
respirando lentamente y sintiendo los latidos del corazón de quien momentos
antes ha amado. Escuchando como se calman, poco a poco, recuperando un ritmo
normal pese a ir siempre acelerado ante su presencia.
Un brazo
tras la cabeza de él, haciendo la mano de intermediaria entre ésta y la
almohada. Otro brazo rodeando una femenina cintura, colocando su diestra en el
desnudo muslo de su acompañante y moviéndola ligeramente para propiciarle
suaves caricias por él, yendo de arriba abajo, de su pierna a su barriga y
volviendo a descender.
Un
suspiro escapándose de ambos labios, de ambos amantes, exhaustos y relajados en
ese preciso instante de paz y tranquilidad en el que sólo se escucha el viento
ulular fuera, a través de la ventana por la cual entraba la única iluminación
de la sala.
Él abre
sus ojos y la observa. Sonríe levemente, pues más allá de lo que pueda parecer,
le tiene aprecio y estima.
Ella
mueve ligeramente su cuello y alza la vista, viendo como la mira. No puede
evitar devolverle la sonrisa mientras sus blanquecinas mejillas se ruborizan, embobándose
con el cruce de miradas. Perdiéndose los dos en las pupilas del otro.
Un ligero
movimiento por parte de ella para ponerse encima, sentándose sobre su pelvis, y
dejando al descubierto desde sus pechos hasta su vientre. Para sonreírle
picarona, atrevida, juguetona, y descender hacia él.
Unas
frentes juntas, permitiendo observar mejor ese lugar que expresa todos los
sentimientos y pensamientos sin necesidad de mediar palabras al que hacen
llamar ojos, un sitio que poco a poco va siendo cerrando por sus párpados
mientras sus labios se acercan despacio, rozándose hasta fundirse en un beso. Un
beso oculto tras unos tirabuzones castaños.
Bueno, ¿qué os ha parecido? ¿Ha sido de vuestro agrado? Ya sabéis que podéis comentar, compartir, valorar y opinar entre muchas otras más opciones aquí abajo sin ningún tipo de problema. E, incluso, depende cómo creo que quizá llegaré a aceptar encargos, así que si tenéis alguna sugerencia o petición ya sabéis por dónde se puede contactar conmigo (aunque esto es algo que todavía tengo que mirármelo, por lo que no es del todo seguro).
¡Un saludo y hasta la próxima!
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