domingo, 8 de marzo de 2015

Quiero que me susurres al oído...

Quiero que me susurres al oído, tras acercarte con sigilo, y que te sientes en mi falda, sin camisa y contra mi pecho bien apretada; que muevas ligeramente la cadera, como si te acomodases pero con unos roces tan explícitos que ambos sepamos su verdadero objetivo, y que tu mano me acaricie la espalda, mientras tus susurros siguen de tal forma que lo único que quiera es que tus labios se deslicen a los míos en lugar de quedarse ahí, susurrándome al oído.

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