lunes, 5 de mayo de 2014

Quiero...

Quiero perderme en la negrura, explorar la noche cerrada y sin estrellas que tus pupilas albergan. Escudriñar todos los secretos guardados en ellas, repasando poco a poco los brillantes colores que las rodean. Y, así, conocer al fin aquellas palabras exactas que jamás fueron pronunciadas.
Quiero extraviarme en las curvas, deambular por esos parajes inexplorados que perfila tu silueta nocturna. Tantear con cautelosos dedos aquel terreno, acariciando su suave superficie que tienta a mis besos. Y, de esta manera, hallar la firmeza recíproca de tu aquiescencia.
Quiero despistarme en las señales, vagar errante en un efímero presente que, suspirante, iza mi velaje. Navegar entre susurros soplidos por la brisa de tu hálito, procurando arriar en cada puerto formado por imperceptibles y fugaces vocablos. Y, de esta forma, abordar cada riqueza etérea escondida en tu esencia.
Pero lo que más quiero, lo que más anhelo después de todo eso, es encontrarme en el cálido afecto de tus brazos apasionados. Repasar con las manos nuestros cuerpos mundanos, trazando caminos nuevos hacia cada recoveco antes de indagar con los labios inquietos. Y sentir el palpitar del erotismo creciente en nuestros seres, expresando su deleite con jadeos y gimoteos ascendentes, tornándose gozosos gemidos vehementes y ardientes que buscan provocar ese último orgasmo descollante.

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