sábado, 14 de marzo de 2015

El silencio

Es curioso cómo el silencio es sinónimo de estar bien. Como no dice nada, como no se queja de nada, es porque precisamente no pasa nada, es porque está bien. Entonces, por ello, los muertos deben estar estupendamente. Y es que a veces los silencios pueden ser agradables, como incómodos, pero esos sólo surgen en público, o hablando, no cuando alguien enmudece estando solo.
¿Acaso de verdad ven ese silencio como algo positivo? ¿Es porque si se estuviera muriendo estaría chillando? Pero si hay muertes que no producen ruido alguno. ¿O acaso creen que si alguien necesitase ayuda siempre pediría auxilio, incluso cuando fuera que le rescatasen de sí mismo? ¿Qué clase de pensamiento es ese? ¿Acaso el que se rinde no lo hace callando? Yo no me veo anunciando alegremente que me rindo, que me retiro, que dimito y que paso, si no es por un cabreo momentáneo. O es que igual yo no entiendo los gestos, la comunicación. O es que igual, al contrario, soy de los pocos que sí entienden esta reacción, sólo que si no hay nadie que la interprete es tan útil como romperse los dientes.
¿Entonces qué se debe hacer? ¿Pedir ayuda una y otra y otra vez? Yo no veo al ahogado emitir ningún sonido, más bien parece estar plácidamente dormido. Sólo se hunde, inconsciente, y, si no hay nadie que lo saque, perece. Aunque también pueden sacarlo demasiado tarde y entonces sólo obtendrán su frío y húmedo fiambre. Tan silencioso como en el momento de su muerte.

“Ah…”, suspiro y pienso, “es curioso cómo se interpreta el silencio”.


(Lo ideal es empezar en el segundo 0:07)

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