miércoles, 30 de octubre de 2013

Como un frasco de cristal

¡Buenas tardes, queridos lectores! ¿Cómo va todo? En nada cae el Salón del Manga de Barcelona, ¿os pasaréis por allí? La verdad es que suelo repartir algunos relatos cuando me presento en sitios así y, algunos de ellos, son inéditos (por lo que no los podréis encontrar aquí). Además de que tengo un relato pendiente del Salón del Cómic pasado que debo subir, por lo que seguramente el jueves o el viernes lo cuelgue aquí si no surge ningún imprevisto.
Hoy os traigo un pequeño relato que me pidieron de hacer y me gustó tanto que creí que merecía ser publicado en una entrada. Me lo pidieron por Ask (donde acepto pequeños retos literarios) y querían que escribiera sobre el desamor, así que este es el relato que salió como resultado. Espero que os guste y disfrutéis con la lectura.


Era perfecta. Su sonrisa, su pelo, su suave piel y sus besos... Era perfecta. Todo su ser, toda ella. Tanto su físico como su carácter. Era la pieza del puzle que faltaba encajar en mi vida, a mi lado. Era perfecta. Como ella sola. Y no había nada que se le equiparase. Ese esplendor, esa capacidad para hacerme sentir lo más pequeño del mundo y al mismo tiempo el más afortunado por ser quien estaba a su lado. Era perfecta...
Pero como bien dije, lo era. Pues lo fue en su momento. Hasta que todo se rompió. Como en un frasco de cristal, cayendo al suelo y despedazándose en mil fragmentos. Todo se desvaneció.
Sus miradas pasaron de ser cálidas a ser más gélidas que el propio hielo. Sus caricias empezaron a brillar por su ausencia. Sus bonitas palabras pasaron a ser dagas clavándose en mi corazón. Cada vez más hondo. Y haciendo que este sangrase en forma de lágrimas contenidas en mi interior, sintiendo un nudo en la garganta que pedía auxilio, volver al pasado, solucionarlo. Pero ese grito siempre salía ahogado. Y parecía que no era escuchado. Ni siquiera interpretado.
Era perfecta, sí. Lo era. Pero las cosas cambiaron de la noche a la mañana. No por mí, pues la quería. Sino por ella, que ya no era la misma.
Y pese a todos mis intentos. Pese a todo el sudor, lágrimas e incluso sangre derramada. Pese a todo el daño físico, emocional y psicológico. Pese a todo el esfuerzo sobrehumano llevado a cabo a través de la ruptura de los límites que aguantaría cualquier ser humano. Pese a todo. A todo eso y más... Fue inútil.
Y un buen día, como bien apareció esa musa encarnada frente a mis ojos, atrapándome en sus delicadas manos de diosa y haciéndome suyo en cuestión de segundos, desapareció. Se fue y me dejó solo. Destrozado. Quitándole sentido a todo, pues ella... Ella era quien se lo había dado.


Bueno, ¿qué tal? ¿Qué os ha parecido? Ya sabéis que podéis comentar, valorar, opinar y demás aquí abajo sin ningún tipo de problema.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

lunes, 21 de octubre de 2013

"El mejor plan del mundo"

¡Buenas tardes, queridos lectores! Hoy os traigo un relato que he escrito a través de un pequeño reto que he pedido por Twitter. Las palabras claves han sido "Asesinato, amor, inteligencia, frío y carcajadas" (como bien indica este tweet), así que de eso ha tratado el relato. Pero el escrito me ha generado dos posibles finales: uno de no ficción y otro de ficción/fantasía. Aunque al no decidirme por cuál de ambos dejar, he decidido por una vez subir un relato con dos posibles finales y que vosotros, lectores, os quedéis con el que más os guste. Dicho esto, os dejo con el relato.


Una carcajada rompió el silencio de esa oscura noche de invierno. El frío helaba sus desnudos dedos y su enrojecida nariz. Se relamía los labios para humedecerlos, pero eso sólo provocaba que se agrietasen más. Y, tras otra carcajada, la comisura de estos se partió levemente. Pero ya nada le importaba.
Miro al suelo, iluminando con su farol la blanquecina nieve salpicada de rojo, y ladeó la cabeza.
Se agachó, poniéndose de cuclillas, y apartó los rizos de oro de su cara. Era tan bella. Parecía que durmiese, como otras veces la había visto en su cama, tras amarse apasionadamente. Pero él sabía perfectamente que ya no era así. No dormía. O al menos no como todo el mundo suele entender el hecho de dormir.
Chasqueó con la lengua a modo de negativa.
-Si hubieras sido más buena –empezó a reprocharle en un susurro en su oreja mientras el vaho se escapaba de sus rasgados labios y volvía a lamerlos-. Si hubieras sido más buena, quizá ahora vivirías –ladeó la cabeza y miró directamente sus párpados cerrados-. Yo te quería. Y lo sabías. Pero tú me obligaste –suspiró sobre su pálido cuello-. No quería llegar a esto. Deberías haber sido más buena. Debiste haber sido más buena…
Se levantó y se río tristemente para luego negar con la cabeza y murmurar la palabra “mujeres…”.
Clavó en el suelo la pala, con la que momentos antes había golpeado su cabeza para dejarla inconsciente y que no sufriera por el disparo directo a su pecho, y empezó a cavar. Tenía toda la noche, pues no eran ni siquiera las once.
Notaba como su sudor rociaba su piel por el esfuerzo. No estaba demasiado acostumbrado a los esfuerzos físicos continuos y eso le costaría unas agujetas durante una semana. Pero él estaba alegre. “El mejor plan del mundo”, se había dicho muchas veces antes de llevarlo a cabo.
-Te lo di todo –empezó a hablar, desahogando parte de su ira-. No tenías nada. Ni a nadie. Y yo te lo di todo –le echó en cara mientras clavaba con más fuerza la pala en el suelo congelado-. Un trabajo, un hogar, incluso una familia que te apreciaba. Y tú, desagradecida, así me lo pagaste –salió del hoyo y miró de nuevo el cadáver-. Pero tranquila, nadie notará tu ausencia. Porque eras una don nadie.
Cogió el cuerpo por los pies y lo arrastró al agujero, arrojándolo con cuidado. Miró de nuevo su cara y acercó su boca a sus labios. Besándolos por última vez.
-Yo te quería. Y lo sabías. Pero tú me obligaste –besó su mejilla-. No quería llegar a esto. Deberías haber sido más buena –besó su cuello-. Debiste haber sido más buena. Y quizá ahora vivirías…
Juntó su frente con la suya y cerró los ojos, despidiéndose en su mente de ella.

Final 1 (no-ficción):
Salió del foso y empezó a cubrir el cuerpo con la tierra sacada previamente junto a la nieve. Una vez cubierto, cogió la luz e iluminó el segundo cuerpo.
-Y a ver qué cojones hago ahora yo con este perro –dijo mirando con rabia a un joven castaño. 

Final 2 (ficción):
Un dolor punzante atravesó su cuello mientras sus ojos se abrían como platos y se ponían en blanco mientras su boca intentaba gritar auxilio sin salirle ningún sonido.
En cuestión de segundos cayó de lado, justo en el agujero donde debía estar la joven, quien ahora se encontraba firme limpiando su boca llena de sangre.
-Lo siento, querido –dijo con una voz dulce-. Yo también te quería, pero en este amor debes permitirme algún que otro capricho… o te convertirás en mero ganado.
Sonrió melancólicamente y salió del hoyo con la ayuda de otra mano. La de su amante al que su recién ex-novio también creyó haber matado. 


¿Y bien?, ¿qué final os ha gustado más, el primero o el segundo? Ya sabéis de más que aquí abajo podéis comentar sin problemas lo que creáis conveniente, expresando vuestra opinión, además de valorarlo, compartirlo y demás.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

jueves, 17 de octubre de 2013

Música

¡Buenas noches, queridos lectores! Hoy os traigo un relato dedicado a lo que indica el propio título de la narración y, conociendo que hay un considerable número de músicos que leen mis relatos, espero que el escrito sea de su agrado. Así que no me demoraré más y ya os lo dejo aquí.


Suave caricia en la cabeza, filtrada a través de los oídos, que empapa tu cerebro de pequeñas gotas que van recorriéndolo por cada uno de sus rincones. Despacio, impregnando su sabor incluso en los más recónditos recovecos.
Susurros en un viento que resuena ululando en cuanto cierras los párpados. Una brisa interna que se filtra por todo tu ser, erizándote poco a poco el vello, provocándote sensaciones que sin su empuje jamás creerías sentir.
Experimentando un efecto totalmente nuevo y único según se acompañan y perfilan las notas, una tras de otra.
Escuchas, dejando la mente en blanco, dejando de cavilar. Solamente oyes, percibes y dejas que tu mente se filtre a través de cada sonido, entremezclándose con todos ellos. Sintiéndolos suyos mientras ellos, a la inversa, la cautivan haciéndola soñar cosas completamente extraordinarias y fantásticas. Cosas que en un principio parecían inimaginables.
Un pequeño oleaje se acumula en tu interior y, el cuerpo, incauto e inconsciente, lo estimula oscilándose de una manera casi imperceptible.
El ritmo aumenta, se intensifica, y la negrura de tu cabeza cobra más tonalidades y colores. Más formas y movimientos. Hasta crear un paraje completo alrededor de ti, pues también te dibujas en él.
Avanzas, sintiendo una extraña e inexplicable emoción hacia todo. Recorres cada camino trazado y sin explorar. E investigas más allá de lo que nunca irías si no fuera por esa melodía que suena de fondo en mitad de esa aventura.
Hasta que cesa. Y todo desaparece con ella.
Abres los ojos y encuentras una terrible exaltación dentro de ti por lo vivido, aunque al mismo tiempo también descubres la desilusión por el hecho de haberlo perdido. Y observas al músico con su instrumento, quien ha precisado cada uno de los detalles que has recorrido, a pesar de que aparenta no ser consciente de ello.
Sonríes levemente y te parece que asiente unos momentos antes de que empiece a tocar la pieza nuevamente mientras tú, sintiendo una extraña emoción crecer, cierras de nuevo los ojos para sumergirte otra vez en el mundo que tu mente te ofrece. Pese a saber que no será lo mismo que has vivido anteriormente.
Pero la novedad y lo desconocido te atrae de manera significante.
Haciendo que, aún así, te resulte totalmente excitante.


Bueno, ¿qué os ha parecido? ¿Os ha gustado o, incluso, se ha dado el caso de que alguien experimente la música de una manera similar a la detallada en la historia? Ya sabéis que podéis comentar, valorar, opinar, compartir y demás aquí abajo sin ningún tipo de problemas y toda opinión siempre será bienvenida, además de que si hay alguna duda, se intentará aclarar.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

martes, 8 de octubre de 2013

Delicadeza

¡Buenas tardes, queridos lectores! ¿Todo bien? Eso espero. Yo en breves empezaré una de las dos escuelas de escritura a las que asistiré este curso, por lo que quizá no se haga seguro que suba los relatos el lunes. Aún así, hoy os traigo un tipo de relato que hacía tiempo que no subía, así que espero que disfrutéis con la lectura que os ofrece.


Unas sábanas blanquecinas tapando dos cuerpos apegados el uno con el otro.
Una cabeza apoyada sobre su pecho, con los ojos cerrados y su boquita entreabierta, respirando lentamente y sintiendo los latidos del corazón de quien momentos antes ha amado. Escuchando como se calman, poco a poco, recuperando un ritmo normal pese a ir siempre acelerado ante su presencia.
Un brazo tras la cabeza de él, haciendo la mano de intermediaria entre ésta y la almohada. Otro brazo rodeando una femenina cintura, colocando su diestra en el desnudo muslo de su acompañante y moviéndola ligeramente para propiciarle suaves caricias por él, yendo de arriba abajo, de su pierna a su barriga y volviendo a descender.
Un suspiro escapándose de ambos labios, de ambos amantes, exhaustos y relajados en ese preciso instante de paz y tranquilidad en el que sólo se escucha el viento ulular fuera, a través de la ventana por la cual entraba la única iluminación de la sala.
Él abre sus ojos y la observa. Sonríe levemente, pues más allá de lo que pueda parecer, le tiene aprecio y estima.
Ella mueve ligeramente su cuello y alza la vista, viendo como la mira. No puede evitar devolverle la sonrisa mientras sus blanquecinas mejillas se ruborizan, embobándose con el cruce de miradas. Perdiéndose los dos en las pupilas del otro.
Un ligero movimiento por parte de ella para ponerse encima, sentándose sobre su pelvis, y dejando al descubierto desde sus pechos hasta su vientre. Para sonreírle picarona, atrevida, juguetona, y descender hacia él.
Unas frentes juntas, permitiendo observar mejor ese lugar que expresa todos los sentimientos y pensamientos sin necesidad de mediar palabras al que hacen llamar ojos, un sitio que poco a poco va siendo cerrando por sus párpados mientras sus labios se acercan despacio, rozándose hasta fundirse en un beso. Un beso oculto tras unos tirabuzones castaños.


Bueno, ¿qué os ha parecido? ¿Ha sido de vuestro agrado? Ya sabéis que podéis comentar, compartir, valorar y opinar entre muchas otras más opciones aquí abajo sin ningún tipo de problema. E, incluso, depende cómo creo que quizá llegaré a aceptar encargos, así que si tenéis alguna sugerencia o petición ya sabéis por dónde se puede contactar conmigo (aunque esto es algo que todavía tengo que mirármelo, por lo que no es del todo seguro).

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

miércoles, 2 de octubre de 2013

Inocencia

¡Buenas noches, queridos lectores! Sé que últimamente estaba subiendo un relato semanal, pero he escrito unos cuantos "tweets" mientras escuchaba una canción (que pondré al final, por si os interesa) que han dado como origen a este pequeño relato, el cual he querido compartir aquí. Aunque, de buen inicio, pensé en repartirlo en el Salón del Manga de Barcelona de este año y subirlo luego. Así que si os gusta quizá lo reparta, pero eso ya se vería según gustase o no. Y no me entretengo más, aquí os dejo el cuento.


Quisiste entrar en mi cabeza, ver los mundos que guardaba.
Yo te lo negué y te enfadaste.
¿Por qué no entendías que estos también ardían?

Todas las historias albergaban vida, maravillas. Y lo sabías.
Pero también poseían muerte, pesadillas. Y no me creías.

No te negaba la entrada por gusto, lo hacía por tu felicidad. Yo me guardaba el sufrimiento, y tú me lo aliviabas con una sonrisa. Una de tus magníficas sonrisas que eran mejor que cualquier historia que yo jamás inventara. Pues lo que me transmitía no lo lograba ningún relato, ni con miles de palabras.
Tú te preguntabas porque no te lo mostraba todo y yo te decía que en la vida había intriga, misterios que debían resolverse con el tiempo. Tú hinchabas los mofletes y, entre enfada y divertida, asentías.
Oh, si tú supieras, querida… Si supieras que tu corazoncito era más frágil que el mío. Que yo debía cuidarme de guardártelo, de protegértelo de todo el mal que habitaba fuera. De las llamas abrasadoras del dolor y la desgracia...
Te contaba narraciones fantásticas, con miles de aventuras, viajes y hazañas que debían llevar a cabo unos protagonistas. Te contaba cuentos de tierras lejanas, dominadas por la ficción y la magia.
Pero siempre preguntabas: ¿y luego qué pasaba?
Un nudo se formaba en mi garganta. ¿Qué respuesta esperabas? ¿La verdadera o la falsa? No lo sabía y con un “vivían felizmente” acababa.
No quería decirte la incertidumbre de su vida. El azar que existía. No quería que supieras que no se sabía cómo terminaba.
Y te contaba esa piadosa mentira, que podía ser tan cierta como errónea.
Tú sonreías y cerrabas los ojos, soñando con fábulas. Yo apagaba la luz y besaba tu frente mientras te arropaba. Esperando a que te durmieras, quedándome en tu cama atento a que ningún temor nocturno te aterrara.
Pues pese a todo siempre serías mi pequeña.
A quien protegería y cuidaría.
Hasta el fin de los días.




¿Qué tal? ¿Os ha gustado? Ya sabéis que podéis comentar, compartir, valorar y opinar entre muchas cosas más aquí abajo sin ningún tipo de problemas. Además de que quizá ponga música al blog, pero no sé si sería molesto para algunas personas y mejor ponerla únicamente en las entradas con los relatos que crea que lo requieran.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!