lunes, 11 de noviembre de 2013

Ella

¡Buenas tardes, queridos lectores! Hoy se me apetecía escribir algo de un ámbito algo duro, por lo que al final lo enfoqué hacia una temática más bien sexual y ha dado como resultado el relato que encontraréis a continuación. Así que espero que disfrutéis con la lectura de éste.


Las gotas perladas de sudor impregnaban nuestros cuerpos, salpicando las sábanas de la cama según los zarandeos iban aumentando. Cada vez más fuertes. Cada vez más profundos. Cada vez con más ansias.
Lo que en un principio habían sido pequeños gimoteos tímidos, ahora se trataban de audaces gemidos sin miedo. Gritos de placer que a veces se rompían, desgarrándose y sonando huecos, que incitaban a proseguir.
Sus uñas se clavaban en mi piel, arañándome con fuerza, agarrándose a mí como si fuera lo único que podía salvarla en esa lujuriosa marea de pasión. Llegando incluso a morderme el hombro con toda su dentadura por tal de aferrarse, dejándome las mismas señales que yo había marcado momentos antes en sus pechos.
Soltó un gemido agudo y abrió los ojos. Me miró fijamente y me empujó, apartándome de ella y tirándome boca arriba. Intenté alzarme de nuevo, pero antes de que pudiera hacer nada, se me abalanzó y clavó mi miembro en su vagina de un golpe seco.
Sus blancos dientes rasgaban su labio inferior según me preguntaba si me gustaban sus movimientos de cadera. Parecía querer sentirse dominante, ver que también podía producirme el placer que yo le daba a ella. Por lo que titubeé, haciendo ver que dudaba, y empezó a agitarse más violentamente, adelante y atrás, esforzándose para lograr proporcionármelo hasta que con un ligero movimiento de cabeza afirmé entre soplidos.
Eso convirtió sus zarandeos en botes, botes acompañados por su par de senos rebotando sobre ella. Provocándome ansias de querer acometer contra ellos y dejarle más huellas de mis fauces. Así que reintenté incorporarme, pero me tumbó nuevamente empujándome por la frente mientras susurraba un “no, no, no” juguetón y se inclinaba hacia mí. Poniéndome sus pezones al alcance de mi boca.
Quise contenerme, pero no logré evitar ceder ante esa provocación y atrapé uno de ellos entre mis dientes, mordisqueándolo y ocasionándole un pequeño chillido de sorpresa.
Tal vez no se esperaba que picase el anzuelo. Pero a modo de respuesta (y quizá de represalia) hundió mi pene en su sexo. Dejándolo dentro durante unos breves instantes. Unos instantes en los cuales yo llevé mis manos a sus omóplatos y la apreté contra mí con tal de deleitarme más. Rodeando sus pezones con mi lengua para dejarlos ensalivados antes de volver a dentellear su carne.
Volvimos a darnos la vuelta, dejándome a mí encima, pero se separó y se giró mientras se ponía a cuatro patas. Ladeó la cabeza y sonrió pícaramente. Yo cogí su pelvis, acercándola, y antes de poder penetrarla, ella volvió a revolverse para ser empotrada de golpe.
Esta vez fui yo quien bufó de sorpresa, quedándome sin respiración unos segundos. Me tumbé ligeramente sobre ella, relamiendo su espalda según acercaba mis labios a su oído, y la cogí de sus ubres para apretarlas según ambos nos sacudíamos el uno al otro. Dejando que me escuchase directamente y se regocijara con el deleite que me producía.
Aunque no tardó en voltearse y poner sus piernas rodeando mi espalda, apretándome contra ella y dándome a entender que no le faltaba demasiado por terminar.
Nos fuimos apegando más y, mientras sacaba la lengua jadeante y el pecho se le alzaba y bajaba aceleradamente, yo la embestía una y otra vez con la boca abierta, exhalando toda mi fruición. Notando mi miembro hundiéndose y emergiendo de su vagina continuamente, incrementando los suspiros y bufidos de ambos. Hasta que soltó un último grito y abrió los ojos para besarme según me corría en su interior.


Bueno, ¿qué os ha parecido? Ya sabéis que podéis comentar, opinar, valorar, compartir y demás aquí abajo sin ningún tipo de problema. Dicho esto, espero que hayáis disfrutado con leyéndolo.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

1 comentario:

  1. Muy bien escrito y con muchos detalles, felicidades.

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