domingo, 21 de abril de 2013

Un bar cualquiera (2ª Parte) - Intereses

¡Buenas tardes queridos lectores!
Como bien toca hoy, subo un nuevo capítulo de un bar cualquiera, continuando lo del último con la segunda parte (que espero que os gustase, aunque ya veréis que todo cobra sentido a pesar del cambio radical). Y bueno, hoy no tengo demasiado que contar francamente, por lo que os dejaré directamente con el capítulo diciéndoos que disfrutéis de la lectura.


¿Qué es el bien? ¿Qué es el mal? Es algo que me he preguntado un montón de veces, pero hasta hace bien poco no he podido sacar una conclusión tan clara. No es nada calificable, pues ambos se mueven por lo mismo: el interés de las personas para lograr algo.
Lo sé, sé que algunos diréis que las cosas buenas son para un fin común y las malas para uno egoísta, pero, ¿alguna vez has parado a pensar si el asesino cree que lo que hace está mal? ¿Alguna vez ha parado a pensar el policía que el ladrón que ha detenido robaba para alimentar a su pobre familia? Entonces, ¿qué está bien? ¿Privar a alguien de su vida? ¿Por qué? ¿Y si haciéndolo se evitan otras muertes? ¿Privar a alguien de obtener comida aunque sea robada? ¿Por qué? ¿Y si es para alimentar a sus hijos que hace casi una semana que no comen apenas nada?
Éste, entre otros, es uno de los motivos que me condujo a actuar como actúo hoy día. No diré que lo que hago está bien, pero tampoco diré que está mal. Simplemente, afirmaré, que me muevo por mi interés y el de mis iguales.
Aún así, en caso de que el interés de otra persona colisione con el mío, siempre existe la negociación, un punto medio donde esté el interés de ambas personas. Como hacen los mercenarios: alguien necesita quitarse a una persona de en medio, pero él no puede hacerlo. Alguien disfruta eliminando gente, pero si lo hiciera sin más sería considerado un asesino. Ambas personas se encuentran, uno le cuenta el problema al segundo. El segundo le cuenta el problema al primero. Llegan a un acuerdo, es decir, negocian y, así, ambos logran satisfacer sus intereses.
Pero, ¿por ello el mercenario es malo? Simplemente hacía su trabajo. ¿Entonces el otro individuo es el malo? Tampoco, simplemente seguía sus intereses que a lo mejor a la larga eran beneficiosos no únicamente para él.
Es por esto, que en el fondo, quiera uno verlo o no, nada nunca será totalmente malo o totalmente bueno, pues dichos conceptos nunca han existido plenamente.
Y, es por ello, que sencillamente actúo por interés. Sea “bueno” o “malo”.


Marcus abrió la puerta de un puntapié. El edificio estaba abandonado desde ya hacía más de un año, por lo que decidimos ocuparlo tras adaptarlo a nuestros gustos acomodándolo como si fuera nuestro hogar, pero no iba a ser nuestro hogar. No. Iba a ser nuestra Madriguera, por lo que lo dejamos tal cual casi todas las habitaciones, a excepción del sótano, el cual agrandamos y fuimos mejorando, añadiendo muebles y demás, pero no de manera elegante, ¿qué clase de Madriguera iba a ser, sino? Lo amueblamos como tal: muebles viejos pero útiles y con escondrijos donde guardar parte de nuestro pequeño arsenal personal además del dinero. Sí, en el fondo era casi un escondite cualquiera de unos ladrones de poca monta, pero porqué lo habíamos elegido así, pero a nivel tecnológico no se quedaba corto, ya que no había rincón alguno del lugar que no estuviera constantemente controlado por las cámaras de seguridad. Pero la Madriguera era lo de menos, ya que la mayoría de tiempo lo pasábamos en la calle o en el bar. Las visitas a ésta eran contadas, solo para ocasiones especiales.
-¿Cuántos llevas ya, Storm?
-Insuficientes.
-Pero Matt, esta semana habrás liquidado como a veinte tipos de esos. Creo que te estás volviendo paranoico.
-Vuelve a repetir eso –cogí a Andrew por el cuello de su camiseta-, y te juro que no me hago responsable de mis actos.
-Eh, eh, eh –Marcus se interpuso, cogiéndome suavemente del hombro-. Suelta a mí hermano, Storm. Solamente se ha preocupado por ti.
Bufé y lo solté. En el fondo eran las únicas personas en las que podía confiar y no podía perderlos, eran bastante valiosos como compañeros. Pero no entendían que yo corría un peligro constante del cual ellos estaban excluidos. Por eso debía seguir con lo que tenía entre manos. Porque si no los cazaba yo, ellos me cazarían a mí.

Bajamos al sótano, guardamos el dinero en su correspondiente lugar y cogimos algo de munición, luego volvimos a subir y nos separamos, como solíamos hacer ya que, para la propia seguridad y que no nos pillaran nada, era mejor pasar la mayoría de tiempo separados. Si teníamos que hacer algo juntos, ya me encargaba de que fueran al sitio indicado a la hora indicada. Por algo soy capaz de manipular y controlar el tiempo.
Pero lo de separarnos no me interesaba solamente por no ser descubiertos, claro que no. Sino que también me interesaba por el hecho de que podía sacarle más partido a mis habilidades sin tener que estar pendiente de ellos. Además de investigar por mí cuenta sobre cierto asunto que llevaba acosándome muchísimo tiempo.

Miré los papeles que el hombre había dejado encima de la mesa de la cafetería y luego le miré a los ojos.
-¿Cuánto va a ser esta vez? –pregunté, directo.
-Pensé en diez de los grandes –se apoyó en el respaldo del asiento-. Ya sabes que me juego mucho con esto.
-Sí, lo sé.
-¿Entonces te parece bien?
-Por ahora, además… nunca me has fallado hasta el momento y tu información ha sido fiable.
-Bien. Pues acompáñame.
Ambos nos levantamos, dejando un par de billetes por los cafés, y le seguí a la parte trasera del edificio, donde estaban los coches aparcados.
Me guió hasta un pequeño coche y abrió el maletero.
Dentro había un individuo, atado y amordazado. Pero no estuvo consciente por mucho tiempo, pues perdió la consciencia nada más recibir un golpe con la culata de mi revólver.


Bueno, ¿qué os ha parecido? Quizá este Matt Storm tiene demasiadas cosas ocultas en su vida pasada y actual, es posible. Pero dichas cosas se irán descubriendo poco a poco a lo largo de la historia y, cuando se desvelen, descubriréis que todo tiene un porqué. Pero mejor no digo nada más, ya que sino me arriesgo a "chafar" las continuaciones e incluso parte del final. Por lo que me despediré ya recordando que ya sabéis de más que podéis comentar, opinar, valorar y lo que creáis conveniente sin problema alguno.


   ¡Un saludo y hasta la próxima!

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