domingo, 4 de noviembre de 2012

Flashes

¡Buenas noches estimados lectores! Este puente he andado un pelín ocupado debido a estar con familia y al Salón del Manga de Barcelona, por lo que he estado bastante ocupado francamente. A pesar de esto, he podido ver que, por alguna extraña razón, los votos de la encuesta van y vienen, desapareciendo a veces y no sé el porqué (la última vez, antes de que se pusiera a 0 a mi vista, iban 2-1, a favor de "Un bar cualquiera"). Espero que para cuando acabe la encuesta los votos se vean, sino solo me podré basar en ese 2-1 que vi.
Cambiando de tema, seguramente los miércoles-jueves haga la serie semanal y los "findes" el relato suelto, además de cosas varias, pero esto ya se determinará mejor en la próxima entrada, de momento os dejo con el relato de hoy, que trata de otro sueño mío pero, este, es el más extraño que he tenido hasta ahora.
¿Por qué, os preguntáis? Pues eso se debe a que este sueño llega a continuar cuando incluso me despierto, aunque sea levemente (supongo que ya lo comprenderéis cuando lo leáis), además de que es uno de los más paranoicos que he tenido. Aunque, también, es uno donde incluye algún mensaje subliminal de mi subconsciente o, al menos, esto me ha llegado a transmitir. Otra cosa es que lo haya podido entender bien o no.
Pero bueno, no me iré por las ramas y os lo dejo a continuación para que podáis leerlo:


   Otro flash azulado invadió mi vista, mostrándome el rostro de un desconocido. Solo duró unos segundos por lo que seguí andando por la calle, como si nada, pero otro flash volvió. Otro desconocido, también parecía dormido, pero algo me decía que no lo estaba. Seguía caminando, intentando desviar mis pensamientos de estos flashes aunque estos parecían no gustarles la idea, pues otro ocupó mi visión y, este, no duró unos segundos.
  Esta vez podía ver perfectamente el rostro de los desconocidos. Algo me decía que eran personas, pero su aspecto no era del todo parecido a un ser humano: su cara tenía diversos bultos, sobretodo en mejillas y pómulos,  y el bello de su cara, pues esta cara masculina disponía de una espesa y oscura barba, seguramente castaña pero el liquido azul que la rodeaba le daba un tono más oscuro, parecía puntiaguda, como las púas de un puerco espín.
   La calle volvió a mi mirada y llegué a la puerta de mi casa. Puse la mano en el pomo y lo giré. Un nuevo flash, momentáneo, ocupó mi mente.
   El hombre abría la boca y los ojos exageradamente, como si intentara gritar, como si estuviera sufriendo y, mi vista, se iba alejando de su rostro, dejándome ver como este estaba desnudo, dentro de un tubo lleno de líquido azul y lleno de cables. A su lado había otro cuerpo, de una mujer. Al otro lado, otro hombre y, así, sucesivamente, haciendo una hilera de cuerpos masculinos y femeninos desnudos, dentro de tubos, despertándose poco a poco al abrir los ojos y la boca, intentando gritar. Intentando mostrar su sufrimiento.
   Volví a la realidad y pensé en el último flash. Parecía que estuvieran en un laboratorio. ¿Quizá eran experimentos? ¿Quizá intentaban mandarme algún mensaje? No lo sabía. No sabía absolutamente nada a, excepción, de que aunque esos cuerpos fueran unos seres un tanto extraños, algo me decía que eran personas.
   Una especie de déjà vu cruzó mi mente diciéndome que algo no encajaba en el lugar. Miré a mí alrededor, todo parecía normal, pero este parecía decirme que estaba allí por alguien, que esa no era mi verdadera vida.
   Entré en casa y mi madre me recibió, echándome la bronca por cualquier tontería, como solía pasar. Solo que, esta vez, esa extraña sensación, me decía que no era la verdadera, que había algo raro en ella que no lograba ver por mucho que intentara fijarme.
   Acabé subiendo a mi habitación, dando un portazo al encerrarme dentro debido al cabreo, y me tumbo en la cama.

   Acto seguido me despierto, tras haberme tumbado en la cama de esa supuesta realidad, debido al griterío de mi padre diciéndome que me despierte, que ya era hora. Yo le respondí, inconscientemente, que ya estaba despierto. Pero seguía con los ojos cerrados y, hacía nada, estaba soñando. Entonces, ¿cómo podría haber estado despierto si estaba dentro de un supuesto sueño?
   Bajo y voy al baño, donde me quedo mirándome al espejo. <<Esta rutina me está matando>> sale de mis labios, sin que yo lo pensara y, estas palabras, hace que mi mente asocie algunas palabras: “matando de consumiendo, me consume esta rutina”. Al pensar eso veo un rostro parecido al mío en el reflejo del espejo, pues me siento identificado, pero solo por los ojos ya que, el resto de la cara, es bastante distinta. Empezando por el hecho de que ese rostro era de un adulto. Me froto los ojos y miro de nuevo al espejo, donde ahora veo mi rostro normal solo que tiene unas ojeras enormes y, en la parte más cercana a la nariz del ojo derecho, tengo un pequeño arañazo que el día anterior no tenía.
   Suspiro y noto mis hombros y brazos cansados y pesados, como si me hubiera peleado o algo similar hacía relativamente poco. Miro de nuevo al espejo y veo unos ojos, mirando mi reflejo desde detrás de mí. Vigilándome.

   Nada más verlos me vuelvo a despertar, esta vez por culpa del despertador. Por lo visto, mi padre sigue durmiendo y aun quedaba algo de rato para tener que ir a clase.


Bueno, ¿qué os ha parecido? ¿Os ha transmitido alguna cosa que se pueda pasar por alto? ¿Habéis podido entenderlo del todo? Me gustaría saber vuestras opiniones, ya sea comentándolo o por algún e-mail al correo electrónico del blog. Sino, al menos, ya sabéis que podéis valorarlo y compartirlo con vuestras amistades (que nunca está de más, francamente).
Así que esto es todo por el momento. No olvidéis, si tenéis tiempo, de votar el vídeo del concurso literario en el que participo, me haríais un gran favor. Os dejo de nuevo aquí el link del vídeo del concurso y bueno, esto es todo por ahora.

   ¡Un saludo y hasta la próxima!

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